semana cultural del pilar

Reservar para luego no ir: el problema de las entradas agotadas y las sillas vacías

El Ayuntamiento ha decidido dejar un tiempo de cortesía de diez minutos antes de permitir el acceso de quienes estén esperando.

Sillas vacías en la actuación de las escuelas de jota en la plaza del Pilar.
Sillas vacías en la actuación de las escuelas de jota en la plaza del Pilar.
Oliver Duch

Las del Pilar se han distinguido siempre por ser unas fiestas populares que se celebran masivamente en la calle. Unos días de puertas abiertas, pasacalles, charangas y conciertos. También han sido siempre unos días de grandes aglomeraciones, que en 2021, por culpa de la pandemia, hay que evitar a toda costa. Esta ‘semana cultural’ se está teniendo que celebrar de forma mucho más recogida y en una intimidad que se ha puesto en entredicho: hay mallas de ocultación que surgen y se retiran, y espectáculos de calle para los que es obligatorio reservar entradas. Lo peor del caso es que, aunque los tiques se agotaron en pocos minutos, buena parte del público no ha asistido luego al 'show'. 

Se han visto aforos con escasa ocupación en las exhibiciones de jota de la plaza del Pilar o en los conciertos de la bandas de la cúpula geodésica de La Granja. También abundan los chavales subidos a hombros de sus padres en el parque de las Marionetas para poder ver por encima de las vallas un espectáculo que se celebra con decenas de asientos libres. El Ayuntamiento anunció ayer que solo reservará diez minutos las entradas gratuitas para evitar las sillas vacías y que, transcurrido ese tiempo, permitirá el acceso de las personas que quieran entrar a los espectáculos.

La gestión de las entradas de los espectáculos gratuitos ha sido uno de los problemas a los que se han enfrentado los responsables de Zaragoza Cultural este 2021. En la misma plaza del Pilar, las actuaciones de jotas han contado con poco respaldo por parte de los espectadores, a pesar de que las entradas estaban prácticamente agotadas. “Buena parte del público va a ver la actuación del grupo de su hijo o de su nieto y no se quedan a todo el espectáculo que dura unas cuatro horas”, justifican fuentes municipales. También se da el caso de familiares que no pueden acceder al recinto acotado -donde hay decenas de sillas vacías- porque no consiguieron entrada en su día. “Cuando se activaron las reservas en la web, yo estaba trabajando y no podía estar pendiente de la fila virtual. A las tres horas, cuando traté de coger, ya no quedaban entradas”, comenta Ángeles Colmenar, que se acercó la mañana del domingo a ver a Blasón Aragonés y Nobleza Baturra, pero no pudo ocupar un asiento.

Los primeros actos de la semana cultural del Pilar se quedaron con hasta un 34% de los asientos libres, pero -según el Ayuntamiento- estas cifras han ido mejorando durante el lunes y el martes. David Lozano, gerente de Zaragoza Cultural, insiste en pedir a quienes no vayan a usar sus entradas que las devuelvan para que se reintegren en el sistema compraentradas.zaragoza.es y puedan utilizarlas otras personas. En los dos últimos días se han devuelto hasta 400 billetes de diversos espectáculos. A grandes rasgos, los espectáculos que más han 'pinchado' han sido los del Jardín de Tosos y la plaza del Pilar (la incomparecencia supera el 30%), mientras que los infantiles siguen demostrando su tirón, a pesar de que en los ‘shows’ de los cabezudos en el pabellón Siglo XXI también había excesivos huecos (el aforo era de 1.600 personas y apenas se alcanzó el millar).

"Desmotiva y es desolador: son muchas horas de ensayo para que todo salga perfecto y luego ves que no hay apenas espectadores", dice un jotero

Para los artistas ver los asientos vacíos tampoco es plato de gusto. “Desmotiva y es bastante desolador. El escenario de la plaza del Pilar es el más emocional o importante al que se suben los grupos de jota todos los años, y supone mucha preparación, pensar repertorio, mil ensayos, nervios... Se quiere que ahí siempre salga todo perfecto porque sabes que estás delante toda tu gente, familia, artistas de otros grupos... Es como dar lo mejor del año y, después de todo ese sacrificio, ves que no hay nadie y se te cae toda la ilusión”, explica Guillermo Val, bailador de Usanza Aragonesa y premio ordinario 2016 en el certamen.

Experimentos y soluciones

Pero, ¿qué fórmulas existen para que esta desbandada de entradas no se produzca? Los gestores culturales han debatido en más de una ocasión -e, incluso, en las mesas de trabajo preparatorias de estas ‘no fiestas’ del Pilar- algunas fórmulas para evitar este mal uso de las reservas previas. Una de las opciones era hacer lo mismo que llevó a cabo la Diputación Provincial de Huesca con el festival Sonna, en el que se “se mantuvo la vocación de festival gratuito, estableciendo un precio simbólico para el usuario con el fin de evitar adquisiciones indiscriminadas y que después queden asientos vacíos”, comentan en la institución provincial. Las entradas costaban 1 euro, pero eso ya obligaba a rascarse el bolsillo y pensárselo dos veces antes de dar el click. Para los grandes conciertos (Manel, Marlango o el homenaje a Pau Donés) el precio era de 3 euros. Otras de las posibilidades era obligar al usuario a recoger la entrada en papel en algún punto físico (el Torreón Fortea, por ejemplo) para que los promotores supieran así cuánta gente podían dejar pasar después libremente en la puerta de los recintos. En algunas ciudades, incluso, se llegan a pedir datos personales a la hora de hacer la reserva (DNI y teléfono), lo que parece disuadir a quienes van a ser luego “objetores culturales”. También está la posibilidad de que se exija una confirmación de asistencia por mail 24 horas antes del espectáculo, lo que es tedioso pero garantiza que no se produzcan ciertas injusticias.

Fueron grupos de artistas los que sugirieron al Ayuntamiento que se pudieran liberar las plazas reservadas si a falta de cinco minutos para el inicio del espectáculo los propietarios de la entrada no habían hecho acto de aparición. Este excesivo celo de puntualidad penaliza a quienes llegan tarde y se corre el riesgo de superen los aforos comunicados a la DGA para respetar los protocolos sanitarios. No obstante, el Ayuntamiento decidió acceder este miércoles a la propuesta, si bien el tiempo de cortesía será de diez minutos y quedan exentos de la regla el Espacio Río y Juego y el escenario de la Fuente de Goya.

Sea como fuere, lo cierto es que las entradas a los espectáculos gratuitos han sido un codiciado objeto de deseo este año, hasta el punto de que -incurriendo en una ilegalidad- hay quienes han puesto sus tiques en la reventa de internet. En la web de Milanuncios.com se encontraban hasta hace pocos días cuatro entradas para la fiesta Independance al precio de 20 euros y tiques para el concierto de Pignoise, que tocó en la Noria Siria, a 10 euros.

Diferencia de criterios

De la semana cultural también llama la atención la diferencia de criterios respecto a cómo se interpretan los protocolos sanitarios en función de los escenarios. En las redes sociales se han colgado vídeos de conciertos en el Jardín de Invierno con el público bailando, sin distancia e, incluso, sin mascarilla. En otros espacios, como en el Príncipe Felipe, está vetado levantarse, bailar e, incluso, ponerse de pie para ovacionar al artista de turno. En los accesos al pabellón el público se agolpa y amontona, pero una vez dentro han de mantener la distancia de seguridad. Las entradas, además, son nominales y es obligatorio introducir incluso el DNI al adquirirlas para “no perder la trazabilidad en caso de registrarse contagios de covid”, dicen los promotores.

Bailes de pie y sin mascarillas en el Jardín Invierno.
Bailes de pie y sin mascarillas en el Jardín Invierno.
Javier Belver

Incluso la organización de la Ofrenda con sus mallas de ocultación de ida y vuelta ha resultado controvertida este año. “Con la Ofrenda de Flores consiguieron el efecto contrario al que se proponían. No querían aglomeraciones y lo que hicieron fue reunir a los miles de curiosos en un mismo espacio”, decía ayer María Jesús Subías, una de las 20.000 oferentes elegidas por sorteo, haciéndose eco del malestar compartido en las redes sociales antes de que la plaza quedara libre de obstáculos.

Los organizadores están satisfechos con el discurrir de la Ofrenda de flores, “dadas las circunstancias” y recuerdan que la malla fue impuesta por el área de Sanidad de la DGA. Desde el Consistorio explican que la nueva localización de la Virgen en la Fuente de la Hispanidad respondía al objetivo de que la Ofrenda fuera “recogida y reducida” y que el dispositivo funcionó correctamente. Admiten que a primera hora hubo grupos que fallaron y eso espació mucho el paso de los oferentes, pero no creen que fuera “desangelada” ni “poco emotiva”. “Lo importante era retomar la tradición, y se hizo”. A ver si el año que viene pueden recuperarse también el pregón, los fuegos o el Rosario de Cristal.

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