Vetusta Morla ilumina la noche con un radiante directo a la luz de sus canciones
Los madrileños encontraron un público prudente, pero que vivió el concierto como una ruptura con ‘los días raros’.
Tras varias veladas de sonidos reguetoneros en el Príncipe Felipe, este jueves por la noche llegó Vetusta Morla con su directo, vivo y radiante. El juego de luces convirtieron al escenario en un faro que guió la velada. Una puesta en escena que enganchó. Vistieron el micrófono con un cachirulo "para conectar con la tierra", pero no hubiera sido necesario. También versionaron ‘La Virgen de la Humanidad’ -una de las canciones del próximo disco, ‘Cable a tierra’- con la del Pilar.
Los seis se sinceraron ante sus seguidores aprovechando sus letras: "Tal vez lo que me hace grande es teneros delante otra vez". La interacción con el público fue de cuento. Con ‘23 de junio’, Pucho se sentó en el borde del escenario ante un bosque de acompasadas luciérnagas, pocos hubieran dicho que era un pabellón con las linternas de los móviles. Magia y habilidad para moverse por el escenario o cambiar de instrumento en una misma canción. Guille Galván estuvo a las cuerdas, el teclado y los coros en ‘La vieja escuela’.
Esa misma energía se vivió en la pista y en la grada. En una misma fila estaban aquellos que fueron testigos de sus primeros pasos en el panorama nacional y los que se han ido sumando con el tiempo. Quizás alguno de esos 3.200 asistentes terminó con un brazo dislocado y con las manos rojas. Los movimientos efusivos fueron la sintonía del concierto combinado con un aplauso casi sin fin que solo variaba el ritmo según la canción. La prudencia se soltó un poco la melena, pero sin excesos, cuando el cantante bajó a la pista y caminó entre las sillas.
Pocos sacaron los móviles para inmortalizar el concierto, a diferencia del resto de citas musicales, se decantaron por sentir su música. Como devotos de una religión miraban al escenario, moviendo su cabeza al son de las notas de los madrileños. Unas canciones que Vetusta canta como si relataran un cuento, unas historias que encandilaron a los presentes a pesar de que se las sabían de principio a fin. ‘Palmeras en la Mancha’, ‘Golpe maestro’, ‘Consejos de sabios’, ‘Maldita dulzura’, ‘Copenhague’, ‘Fuego’ o ‘Boca en tierra’ se entonaron tras las mascarillas.
"Somos bastantes fans", decía Francisco García Aparici y lo evidenciaba su rostro al hablar de Vetusta Morla. Este profesor de música ha perdido la cuenta de cuántos conciertos ha disfrutado desde aquel 2008 en la plaza de toros de Logroño. "Hay otros grupos ‘indie’ que tienen actitud y estética, pero no las canciones que ofrece Vetusta", defendía.
Sobre el escenario no faltó un alegato a la salud mental y la diversidad, esto último cuando tocaron ‘Saharabbey Road’. Recordaron lo cercano, esas familias, vecinos, comercios de proximidad y compañeros de profesión que tantos apuros ha sufrido en los últimos tiempos. "Si hemos salido a la carretera ha sido por los trabajadores de la industria musical", aseguraron. Se partió con ‘Los días raros’ y volvieron a esa canción como un prólogo y epílogo de una noche de reencuentro entre Vetusta Morla y su fiel público.
