Siloé: "Héroes del Silencio es la mejor banda que ha habido y habrá en la historia del país"

Actúan en un escenario rodeados de velas, ¿es una especie de ritual? ¿Un homenaje al Rosario de Cristal?

Conectamos con el público a través de una atmósfera íntima y espiritual. Con la velocidad del día a día, poca gente se detiene a pensar o paladear las cosas, y este concierto busca una conexión muy introspectiva. Será un formato acústico porque la parte más electrónica la dejamos para los festivales y las pistas de baile.

¿Habían estado alguna vez en Zaragoza durante la semana del Pilar?

Zaragoza es ciudad hermana de Valladolid, nuestra tierra. Muchos promotores nos han dicho que son ciudades con mucha similitudes demográficas e, incluso, de clima. Hemos estado muchas veces en Zaragoza, pero nunca en las (no) fiestas. ¡Y eso que desde pequeñitos veíamos con la familia por la tele la Ofrenda de flores!

Sabrán entonces qué es un cachirulo...

Los pañuelos típicos, ¿no? En nuestra tierra hay algunos de diseño parecido pero los llevan en las peñas.

De grupos aragoneses, ¿tienen alguna debilidad?

Suena manido, pero Héroes del Silencio es la mejor banda que ha habido y habrá en la historia del país. Gracias a su reciente documental, hemos conocido a muchos grupos aragoneses de los noventa y los dosmiles, pero también somos amigos de Amaral, nos gusta Kase.O... Tenemos mucho respeto por la música que se crea en Aragón.

Siloé hace electrónica enraizada en pop y folk. ¿Hay algún sonido cercano a la jota aragonesa?

El ritmo de la jota es el único que une todos los fueros y comunidades de España. Siempre en los conciertos y en los discos introducimos un tema con esos sonidos, de jota castellana, para recordar de donde somos.

¿Qué concierto de esta semana del Pilar recomendarían?

Nos encantan Califato 3x4 y Rodrigo Cuevas, pero son tan buenos que no necesitan promoción. Hemos sacado varios temas juntos con Delaporte, que actúan en el Jardín de Invierno. Tienen un directo brutal y dignifican mucho la música electrónica.

También hay espectáculos de revista y conciertos –digamos– menos modernos. ¿Tienen algún gusto artístico que les avergüence admitir?

Eso del ‘placer culpable’ ya está pasado de moda. Siempre nos gusta decir que Julio Iglesias es nuestro gurú, pero, claro, ¿y de quién no?

Han girado mucho este verano, ¿cómo ha sido la experiencia?

Ha sido muy productivo. Nos hemos encerrado en una habitación de cristal en el hotel Paradiso de Ibiza para grabar el proximo álbum. Por ahí pasaba todo el mundo y nos veía trabajar, era como un ‘Gran hermano’. Además, pudimos tocar en la edicion del Sonorama e hicimos más conciertos de los que esperábamos, dadas las circunstancias. Se ve la luz al final del túnel.

¿Qué sienten al ver al público sentado y sin poder bailar?

Mucha impotencia, pero preferimos esto a que no haya nada. Eso sí, creemos que comienza a ser innecesaria tanta restricción. Ojalá poco a poco vayan pasando a la historia.

¿Desde cuándo supieron que la música era su camino?

Empezó siendo una afición con la que nunca piensas que puedes ganarte la vida pero, mira, aquí estamos. Con diez añitos ya dábamos guerra en casa para que nos compraran una guitarra y tuvimos la suerte de tener un ordenador a temprana edad, que nos permitió ser autodidactas e ir haciendo experimentos. Recuerdo que veíamos a los músicos de las orquestas que venían al pueblo y flipábamos en colores.

¿De qué otros atractivos disfrutan en una semana cultural?

Del ambiente en la calle y de la gastronomía. Nos gusta mucho comer y en cuanto se juntan gastronomía y música nos ponemos nerviosos.