Cumbre de Pablo Hermoso de Mendoza para cerrar la feria

El de Estella volvió a dar una lección de toreo a caballo y le cortó las dos orejas al cuarto de la tarde. Vicens demostró la raza que posee y Pérez Langa se llevó un apéndice del último.

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, en un momento de la corrida de rejones de ayer en La Misericordia.
El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, en un momento de la corrida de rejones de ayer en La Misericordia.
ARÁNZAZU NAVARRO.

Pablo Hermoso sigue siendo el rey y Zaragoza uno de sus feudos. Ayer volvió a demostrarlo. Con una plaza abarrotada y con el mismo cartel que la temporada pasada, Pablo volvió a poner la Misericordia como una olla a presión. Le formó un lío tremendo al cuarto de la tarde en lo que fue una lección de toreo a caballo. Tras parar a su oponente a lomos de Berlín, salió sobre Disparate para templar a dos pistas con el toro cosido al estribo. Una batida sensacional en terrenos del cinco y una eterna hermosina en los medios terminaron por volver locos a los tendidos. Sensacional. Sin embargo, el toro no aguantó el poder de Pablo y terminó por acularse en las tablas. No fue un impedimento para el de Estella que, en el último tercio, dio una lección de cómo se matan los toros. Embroque milimétrico y el rejón en todo lo alto. Dos orejas de ley.

A su primero lo paró montado sobre Alquimista, llevándolo siempre muy despacito y muy tapado. Tremendo. Sacó a Brindis y a Don Quijote para las banderillas, con los que realizó dos tremendas batidas en los medios que pusieron la plaza en pie. Perdió los trofeos tras dejarle un rejón de muerte muy trasero y fallar en repetidas ocasiones con el descabello.

Lea Vicens se atascó a la hora de matar cuando se presumía una segunda puerta grande. La amazona brilló en el quinto sobre la estrella de su cuadra, de nombre Bético, sobre el que puso banderillas y un violín escalofriante al hilo de las tablas. Tejió una faena de muchísima exposición. Con Deseado dejó dos buenas batidas y, con Espontáneo, puso las cortas y se eternizó con el rejón de muerte. Fallaron las formas.

Al segundo de la tarde lo paró de salida con Bach y le realizó una faena en la que le pudieron los nervios. Dejó una fea imagen con el rejón de castigo y clavó siempre en la grupa. Con Gacela puso banderillas y con Bazuka tomó algo de vuelo la faena. Sacó a Jazmín para poner las cortas y tras colocar traserísimo el rejón de muerte a lomos de Espontáneo, perdió el premio con el verduguillo.

Una oreja sin mucha historia

Pérez Langa volvió a la Misericordia tras su alternativa del año pasado. Rodeado de sus paisanos, a los que saludó en repetidas ocasiones tras pasar en falso, terminó cortándole una oreja sin historia al sexto de la tarde. Lo paró colocando un rejón abajo sobre Mangarola y puso banderillas a lomos de Quijote y Buitrago, con los que batió en falso en repetidas ocasiones. Dejó a Algemesí para las cortas y mató con un rejón en todo lo alto tras pinchar en una ocasión. No fue de oreja.

Con el tercero, de nombre Tortolito y primero de su lote, marró con los aceros una faena en la que puso más que el toro. De salida le colocó un rejón de castigo con Roncal y se arrebató sobre Guapete y Fandiño, con los que tejió una faena más eléctrica que otra cosa. Terminó la faena sobre Algemesí colocando las banderillas cortas y le dejó media tras un pinchazo. Sin embargo, debe mejorar con el descabello.

La presidencia pareció encontrarse más cómoda al tratarse de un festejo a modo. El público, más amable de lo normal, le facilitó su labor.

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