Gonzalo Cuchi: "La clave para organizar este día es tener ilusióny estar motivado"

Zaragozano de 51 años, Gonzalo Cuchi lleva tres décadas organizando la Ofrenda. De las primeras recuerda que eran "una manifestación grande".

Gonzalo Cuchi, en la estructura de la Ofrenda.
Gonzalo Cuchi: "La clave para organizar este día es tener ilusión y estar motivado"
Oliver Duch

Tres décadas organizando la Ofrenda. ¿Recuerda la primera?

Por supuesto. Con cariño y emoción. Era la primera vez, todo eran expectativas y tenía mucha ilusión por participar en algo tan extraordinario.

Pensó: ¿en qué lío me he metido?

No, porque era mucho más pequeña. A las dos de la tarde aflojaba y a las tres corrían los últimos que llegaban por Independencia mientras recogíamos las vallas. Me gustó mucho la experiencia. O te gusta o te disgusta, la primera vez es una prueba de fuego para todos.

¿Es ilusionante?

Mucho, y más para un zaragozano como yo. Nunca tengo seguro si voy a repetir al año siguiente, pero siempre tengo ganas. Lo importante es servir al público, darle facilidades para que todo sea lo más ágil posible. Y poco ha poco ha ido creciendo la Ofrenda.

Ha crecido tanto que se ha hecho enorme. ¿Cómo se maneja ahora un acto tan multitudinario?

Entonces era como una manifestación grande, pero ahora tiene que estar todo medido y pautado, aunque siempre hay que pensar en los imprevistos. En grupos que a última hora no aparecen, o en otros que dicen que son treinta y al final vienen cien.

¿Se involucra más la gente ahora con los trajes?

Antes los vestidos eran más sencillos. También había algunos antiguos, pero eran una minoría. Ahora ves auténticas maravillas. Eso ha enriquecido mucho la Ofrenda, es casi como una pasarela, y como además hay un concurso que premia las mejores vestimentas, quienes se visten tienen mucho cuidado en los detalles, que todo quede bien.

A lo largo de los años se han introducido novedades, unas han triunfado, como el cambio de ubicación de la estructura, otras no, como las gradas en Independencia. ¿Es la Ofrenda una especie de laboratorio de pruebas?

Hay que mejorar, siempre. Aunque a veces te enfrentas a la incomprensión de los ciudadanos, de los puristas que nunca quieren innovar. Cada año intentamos introducir algo nuevo, algún retoque. Unos se notan más que otros. Hemos ido alargando el horario poco a poco. Al principio a algunos les parecía impensable ir más allá de las cuatro de la tarde.

¿Qué es lo que más le cuesta del proceso organizativo?

Ajustar los horarios. Es tremendo porque a algunos les toca madrugar, otros salen por la tarde... es una responsabilidad muy grande, aunque sea un sorteo. Hay grupos que prefieren salir muy pronto, así que ¿para qué vas a hacer que otros que no madrugan tanto salgan los primeros? Igual pasa con los que son de fuera y prefieren desfilar por la tarde. Tienes que adaptarte y hacer las cosas sencillas en la medida de lo posible.

¿Qué siente el día 12?

Ilusión. Intento mantener la calma. Estar pendiente de todo lo que pasa, en todo el recorrido, para tomar nota y mejorar, si se puede solventar en el momento o de cara al año siguiente.

¿Y los imprevistos?

Siempre hay, depende mucho del público. Desde fuera todo parece siempre igual, pero cada Ofrenda es diferente y cada vez nos hemos enfrentado a algo en el último momento. Pero siempre se sale.

Las previsiones dan calor y cielo despejado, pero otros años ha llovido, o ha habido cierzo. Ante eso no se puede hacer nada.

Nada en absoluto. Es mejor que haga buen tiempo, por supuesto, el público disfruta más, aunque los trajes son de mucho abrigo y dan calor. Lo malo es que con el calor la gente se impacienta más.

La seguridad ha sido siempre importante, pero este año más. ¿Es un problema añadido?

En absoluto, porque siempre ha sido un acto muy cuidado en ese sentido. Si hay un espacio controlado, es el de la Ofrenda.

¿Cuánto tiempo cuesta organizar un acto como este?

Si se hace bien, lo ideal es empezar en junio, aunque he llegado a hacerlo en poco más de un mes, eso sí, con la lengua fuera.

El día de la Ofrenda hay 160 personas trabajando en la plaza. ¿Cómo es organizar a tanta gente?

Agotador. La clave es tener ilusión, poner todo de tu parte. No se puede ver este día solo como un trabajo. Hay que estar muy motivado.

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