En perfecto estado de revista

Los jardineros municipales –16 este año­­– vestirán el traje típico y estarán divididos en dos grupos de trabajo.

Los jardineros municipales, con el traje tradicional, arropados por el manto floral de la Virgen.
Los jardineros municipales, con el traje tradicional, arropados por el manto floral de la Virgen.
José Miguel Marco

Los jardineros municipales se convirtieron en protagonistas involuntarios de los preparativos de la Ofrenda a la Virgen del Pilar. El Ayuntamiento de Zaragoza quería suprimir la retribución extra que se les concedía a estos trabajadores –de casi 190 euros– para que fueran vestidos con atuendos típicos, pero finalmente no será así. Ha habido negociaciones en los últimos días y este miércoles, en el acto central de las fiestas, los jardineros lucirán en perfecto estado de revista, según confirmó Javier Ramírez, jefe del área de Producción de Infraestructuras de Zaragoza Cultural.


Javier Ramírez.


Desde 1973, Ramírez formó parte del equipo de Parques y Jardines y estuvo vistiendo con flores la imagen de la Virgen hasta 1990. El hoy jefe de Producción de Infraestructuras cuenta que han

aprovechado «ese pequeño enredo» con el Ayuntamiento para introducir otras mejoras. Este año, los rostros de los trabajadores cambiarán de la mañana a la tarde, ya que los 16 previstos se han distribuido en dos turnos, «porque hay más grupos y la jornada tiene mayor duración». Cada turno trabajará en torno a ocho horas y estará apoyado por otros diez trabajadores de Zaragoza Cultural.


La labor de los jardineros es esencial para que la Ofrenda de Flores culmine con éxito. La mayor dificultad reside en el manto de la Virgen, en el que se colocan cuatro jardineros que «tienen que ser expertos en la manipulación y manejo de la flor». Cada equipo está coordinado por un responsable del servicio municipal de Parques y Jardines, que distribuye al personal en función de las necesidades. Dentro del grupo de trabajadores dedicados al manto, dos de ellos colocan únicamente los claveles. Este año hay un obstáculo añadido, ya que las flores que lo visten son de color rojo. «Cuando esto sucede, tenemos que construir una aureola de color blanco para que cuando venga la Cruz de Lorena, que siempre es roja, pueda destacar sobre el fondo», señala el organizador. Lo prioritario, según cuenta Ramírez, es tener el manto semitejido para cuando llega la Cruz de Lorena, y que esté al completo para la visita de la corporación municipal, sobre las 12.30.


El resto del equipo trabaja en la gran pirámide que sustenta la imagen de la Virgen, dividido en dos mitades. «Empieza por delante un grupo y otro por detrás, hasta llegar a encontrarse. Cuando completan un piso, pueden bajar al siguiente».


La experiencia es el mejor truco para que todo funcione. Hay personas que ya han trabajado varios días del Pilar, pero su devoción hace que cada año cojan su cometido con más ganas, aunque es una tarea esforzada, porque «pasan por sus manos entre 8 y 10 toneladas de flores». Además de los jardineros, «140 personas refuerzan la recogida y la elevación de la flor a las plataformas», recalca Ramírez.Flores pasadas por agua

La lluvia se presenta como protagonista de la tarde de este miércoles, y eso va a hacer que las flores «cojan mucha agua y se pudran cuando salga el sol en los días posteriores». La más resistente es el clavel, y la temperatura idónea para que luzcan radiantes sería entre 15 y 18 grados. Desde la organización esperan que los chubascos no empañen el día y que todos los grupos participen, aunque eso retrase su jornada de trabajo, «porque hoy es un día para zaragozanos y foranos muy especial».

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