Llenazo total en los cabezudos en Las Fuentes

La comparsa de Gigantes y Cabezudos siguen arrastrando a cientos de niños.

En cuanto había un hueco, los cabezudos no dudaban en correr tras los niños
Llenazo total en los cabezudos en Las Fuentes
L. Uranga

Hay cosas que no pasan de moda y una de ellas son los Gigantes y Cabezudos. Cientos de niños han llenado una vez más las calles de Las Fuentes para perseguir y ser perseguidos por el Morico, la Forana y sus compañeros.


Aunque no todos están tan a gusto junto a ellos. Entre los más pequeños, algunos lloraban amargamente en cuanto los veían acercarse, pero la mayoría disfrutaban de lo lindo dándoles la mano y haciéndose fotos con ellos. 


Con tanta gente, hacer correr a los niños era complicado, pero confiarse demasiado también tenía su castigo: el Verrugón o el Robaculeros no tenían empacho en hacerse espacio a golpe de látigo justo después de posar tranquilamente para una fotografía. 




Otros no dudaban en provocar a los cabezudos. Incluso un chaval se puso de rodillas ante la Pilara, para levantarse rápidamente en cuanto esta se acercó lo suficiente como para darle un latigazo. Los más pequeños preferían cantarles sus clásicas canciones y esconderse detrás de los coches aparcados en la zona o tras las piernas de sus padres, aunque de vez en cuando no conseguían librarse. Pero ni por esas cambiaban el gesto ni se asustaban, y momentos después seguían como si nada.


"Me encantan los cabezudos y los gigantes", aseguraba Daniela, de solo 4 añitos, capaz de cantar casi sin equivocarse sus canciones. Como siempre, cada uno tiene su cabezudo favorito. Para Carolina es el Morico, mientras para Cayetana, que venía por primera vez, era el Torero.


Los gigantes cierran la comitiva, bailando sin casi descanso al son de las dulzainas. Aunque no tengan tanta fama entre la chavalería como los cabezudos, también tienen sus seguidores. "Me gustan por como bailan", explicaba Jorge. "Y porque son grandes", añadía su hermano Marcos.