Auto-proclamados como “un estrafalario grupo de superhéroes de barrio”, la Pandilla Voladora reventó la noche zaragozana con un concierto gamberro, divertido y sobre todo rumbero que no dio ni un segundo de tregua al entregado público del Parking Norte de la Expo, que completó su aforo, con más de 36.000 personas, para despedir las fiestas.

Era la última gran noche de las Fiestas del Pilar 2013, y los excesos de ocho días de jarana no se dejaron ver por las carpas del Actur. Ante una formación tan extravagante como brillante -puestos a rimar con lo que sea...-, pocos se pueden resistir a la fuerza de su directo.

El Lichis, Tomasito, Muchachito, Albert Pla y El Canijo de Jerez (¡ahí es nada!) juntaron sus ganas de pasarlo bien con la excusa de tocar y cantar. Y eso se trasmite. “De verdad, si hubiera vendido cualquiera de ellos en solitario no me lo habría perdido, ¡y vienen todos juntos!”, exclamaba Rocío Martín sin dejar de saltar.

Al grito de “¡Hay que levantarse!”, arrancaba un concierto que incluyó los temas propios de la banda, como la pegadiza ‘Del deporte también se sale’, y los mayores éxitos de cada uno de sus miembros, incluida la ‘Felicidad’ del Lichis o ‘El aire de la calle’, del Canijo que pusieron un fin de fiesta perfecto para los más fieles de la rumba callejera.

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