En el corazón de la fiesta / 6
"Los autorretratos me dan libertad"
Marta Aschenbecher es el 'álter ego' de Marta Ceniceros, una fotógrafa de Ejea que presenta una exposición de autorretratos en las salas de Ibercaja Zentrum.
Marta Aschenbecher es el 'álter ego' de Marta Ceniceros, una fotógrafa nacida en Ejea, que presenta una exposición de autorretratos, muy espectaculares, en las salas de Ibercaja Zentrum. También hace foto onírica, foto urbana y a veces foto social, sobre pacientes con enfermedades mentales.
-Participa en el Pilar con una exposición, 'Ego' en Ibercaja-Zentrum. ¿Es usted una fotógrafa egocéntrica?
Exponer no deja de ser una manifestación del propio ego, uno expone algo que cree que merece ser visto y admirado por otros, quien diga lo contrario miente y se miente. Por otro lado, este proyecto parte de una serie de necesidades propias tales como la expresión de sentimientos frustrados, como es el caso de la fotografía sobre el maltrato (la violencia de género me produce una mezcla de repulsión y de sensación de impotencia que difícilmente podría reflejar de otro modo), la experimentación de otras técnicas o simplemente el puro divertimento. Mentiría si otorgase un discurso sesudo a todas ellas. Solo puedo decir que en las fotos hay una búsqueda de los múltiples 'yo' que hay en mí.
¿Por qué le apasionan tanto los autorretratos?
Porque me dan libertad, no hay pautas concretas ni patrones, solo mi cámara y yo. En mi cabeza fluyen millones de ideas que muchas veces veo difícil materializar si no es con esta técnica. El autorretrato es liberador y al mismo tiempo evoluciona al mismo tiempo que la psique.
-También es muy dada a volar, al menos en sus fotos. ¿Qué persigue?
Lo onírico, lo surreal, un mundo pegado al suelo pero solo por medio de una parte tan pequeña como son los pies, donde ni todo es feo, ni todo es bonito. Es como uno sueña que sea. Me gusta la ensoñación.
¿Cómo se define como fotógrafa?
Es difícil definirse. Me siento cómoda en registros tan dispares como el retrato social, así como la fotografía de tipo fantástico. Cada una me aporta algo necesario.
-¿Qué significa el Pilar para usted?
Es un punto de referencia, no puedo hablar de significado religioso porque no lo tengo, pero el lugar en sí me gusta, me gusta pasear por él y ver todo el trabajo que han realizado miles de obreros, me gusta recrearme en el retablo de Damián Forment y las cúpulas que pintó Goya. Tuve una muy buena profesora de Patrimonio histórico aragonés en Magisterio y se me quedó el gusanillo.
-¿Qué es lo que más le gusta y le disgusta?
De las fiestas, lo que más me gusta son los fuegos artificiales, creo que los disfruto hoy en día tanto como lo hacía de pequeña. ¿Lo que menos? No sabría qué decir.
¿A qué recuerdos están asociados estos días?
A mi gente. Salir, compartir momentos, disfrutar del ambiente, y si me retrotraigo unos cuantos años a la fiesta nocturna, cómo no.
-¿Cuáles son sus espectáculos favoritos?
'El Cabaret Dadá', el año pasado estuve en la sesión de cinco horas y la disfruté como una enana. Mucho talento local reunido.
-Si tuviera que explicarle a un foráneo el embrujo de las fiestas del Pilar, ¿qué le diría?
Les invitaría a disfrutar de la calle y de todo lo que en ella se lleva a cabo, las actividades, actuaciones, etc., eso sí con el recuerdo aún presente del parque de los insectos en la sesera. Una lástima que no estén este año.
-¿Cuál es su menú predilecto? ¿Qué lugares le gusta frecuentar?
En Zaragoza hay sitios muy buenos y muy bien llevados. Unos huevos republicanos en La Republicana, unas papas bravas en el Texas, cualquier tapa en Hermanos Teresa o en el Cervino, unas berenjenas gratinadas en Barrio Sur, El Dumbo, La feria. Ya ve que no pararía...
-¿Qué le sugiere la Ofrenda? ¿La ha fotografiado?
La Ofrenda me sugiere tradición, apego a la tierra, folclore... Lo cierto es que nunca la he fotografiado quizás porque no está dentro del tipo de fotografía que suelo hacer. Otro motivo, más importante aún, es que suelo pasar ese día en Ejea con mi familia ya que en mi casa Pilar solo hay una y es mi madre.
¿Qué nos recomendaría para estos días: qué libro, qué disco, qué exposición, qué serie de televisión, qué película...?
Primero recomendaría un paseo en bici para ver la ciudad desde otra perspectiva para oír los sonidos como si desde otra dimensión se tratase. Recomendaría 'Cien años de Soledad', ya sé que no es de máxima actualidad, como lectura obligada: lloré de la risa con las aventuras de Aureliano Buendía. ¿Disco? Irían desde 'Vitalogy' de Pearl Jam, 'Agila' de Extremoduro a cualquiera de Chucho Valdés. Entre las series, sin duda, 'Breaking Bad'. De exposiciones recomendaría la de Carlos Colás 'Se mueve la danza' en la Topera, 'Zaragoza 1988' de Cristina Huarte y Alejandro Monge en CAI Luzán, la de María Vecino en Espacio Zero...
-¿Cómo se lleva con la jota?
Pues más o menos como con la 'h': nos tratamos pero solo por necesidad.
-¿Recuerda algún pregón especial, algún pregonero?
Recuerdo el cachirulo de lentejuelas de Enrique Bunbury, pero no es un recuerdo especialmente significativo ya que no he estado presente en ningún pregón. Otra cosa es que me preguntase sobre el pregón de las fiestas de Ejea.
-Lo dejaremos para otra ocasión. ¿Cuáles serían las dos o tres mejores anécdotas que ha vivido?
No podría revelarlas salvo en 'petit comité'.
-Eso resulta muy prometedor. ¿Quién es el gran personaje de sus Pilares?
Mis amigos son los grandes personajes que se repiten Pilares tras Pilares.
-¿Qué le parece el cartel de este año?
El león es un elemento recurrente en los carteles festivos y muy representativo de la propia ciudad. Este año, al igual que en ediciones anteriores, había trabajos muy buenos y variados. Quizás pediría que se arriesgase un poco más en la elección.
-Le acaban de conceder el Premio Aragón-Goya a Rafael Navarro. ¿Qué le parece su obra?
Me encanta Rafael Navarro, tiene una sensibilidad fantástica a la hora de plasmar los cuerpos. Por otro lado sus 'Dípticos' me vuelen loca. Posee un lenguaje narrativo muy sencillo y a la par muy complejo. Hace unos años era incapaz de entender sus imágenes quizás por inmadurez fotográfica, ahora me maravillan. Es un premio merecidísimo.