Un 'must', que dirían los modernos. Un 'imperdible', que se dice por aquí. El Tragachicos regresa para las Fiestas del Pilar al corazón de Zaragoza, esta vez a la plaza de San Bruno en lugar de a Independencia, donde el año pasado arrasó entre los más pequeños.

No es para menos. Deslizarse por las tripas de un baturro gigante no es algo que se haga todos los días, y por eso más de uno lo observa con algo de reparo. "¿Pero se sale rápido, no?", le preguntaba con cierto recelo un niño a su madre. El susto inicial se cura con la primera bajada. Quizá por eso todos quieren repetir.

Recuperar el Tragachicos ha sido una de las mejores decisiones que se han tomado en los últimos años en materia de festejos. Gusta a lo padres, que recuerdan su infancia, y a los niños, que en la tarde de este lunes guardaban impacientes una fila que prácticamente alcanzaba la puerta principal de La Seo.

El Tragachicos es una pieza histórica de animación, recuperada por primera vez en 1986, aunque las primeras referencias históricas se remontan al siglo XIX, cuando Félix Oroz la presentó, junto con la remozada Comparsa de Gigantes y Cabezudos, como una figura de extraña de grandes proporciones, especie de cabezudo descomunal: el Gargantúa.

Durante la celebración de las pasadas Fiestas del Pilar se instaló en la Plaza de España con un éxito sobresaliente, con colas constantes. Se calcula que más de 2.000 niños se deslizaron diariamente por las entrañas de este gigante.

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