'Lloraque' y tangos de emoción

Treinta y tres joteros llegados desde Argentina improvisaron unas jotas en el paseo de la Independencia. La devoción por la Virgen del Pilar se revive cada año en las casas de Aragón en el exterior.

El grupo de Mar de Plata, bailando en el paseo de la Independencia
'Lloraque' y tangos de emoción
MAITE SANTONJA

Hoy en la Puebla de Alfindén se bailará jota con acento ‘ché’. Aunque no se note. El mismo grupo que el día de la Ofrenda no pudo reprimir estallar en un “mar de lágrimas”. “Es lógico que nos diera ese lloraque. Para nosotros fue emocionante, un sueño cumplido. Para la mayoría del grupo es su primer viaje a España”, explica Alicia Castán, presidenta de la Unión Aragonesa de Mar de Plata cuyo padre emigró desde Fuencalderas (Cinco Villas).


En el paseo de la Independencia improvisan la jota de San Lorenzo. Marieta Deanes se arranca con “Si es baturra de verdad...”. Oyéndola nadie creería que no tiene nada de maña. “Nací en la casa de la Unión Aragonesa, literalmente, porque mis padres eran los caseros y aprendí con las casetes”, explica. A estos 33 aragoneses y descendientes les delatan sus ‘camperas’ azules con el nombre de la ciudad costera. “Parecemos más una peña que otra cosa”, confiesa uno de los jóvenes del cuerpo de baile, nietos de los fundadores del colectivo. “Han mamado la jota desde el moisés, nosotras bailábamos mientras ellos dormían en la misma sala”, recuerda Alicia Castán.

El 13 de octubre la agrupación cumplió 63 años. Se han reencontrado con sus orígenes gracias a un programa puesto en marcha por la DGA. Mañana emprenderán el regreso. Los nueve días de estancia les han dado de sí para visitar Teruel, Albarracín, San Juan de la Peña, Jaca, el Monasterio de Piedra, Calatayud… Vuelven dispuestos a introducir las migas y el ternasco en sus encuentros, aunque lo que triunfa al otro lado del charco es la paella.

Precisamente una impresionante ‘paelha’ para 600 personas fue una de las estrellas de la conmemoración del Pilar en Brasil, en un polideportivo de Curitiba (capital del estado de Paraná).

Blanca Hernando, directora del grupo jotero brasileño Raza Aragonesa, estaba hace ahora justo un año en la plaza del Pilar. Este ha tenido que conformarse otra vez con bailar en honor a la Virgen en el centro de reunión de Curitiba. Fiesta por partida doble, porque también se trata del día de la patrona del país, Nuestra Señora Aparecida.

Esta bisnieta de un aragonés de Épila e hija de riojanos describe por teléfono con sencillez la conmemoración: “Aquí los horarios son a la brasileña, no tienen nada que ver con los de allá. Primero comemos y luego llega la procesión”. Una colorista Virgen que parece de cartón piedra, sin que suene en absoluto despectivo, se abre paso entre las mesas atestadas de gente. De fondo, una sábana con la reproducción de la madrileña puerta del Sol y la fuente de la Cibeles. Eso sí, las jotas delante de otro panel con la basílica del Pilar. Con 15 años, Blanca Hernando recibió como regalo un viaje a Zaragoza, donde tenía una tía, y dos meses después volvió sabiendo la jota de Albalate y el bolero de Caspe. Así empezó todo.

Quien no ha cumplido todavía su sueño de vivir los Pilares en su “tierra madre” es el presidente de la Colectividad Aragonesa de Santiago de Chile, Eugenio Andrés Peña. Una nota característica chilena son las ‘casetas verbeneras’, que se instalan el Día de la Hispanidad en el estadio español, y en las que se pueden degustar productos aragoneses. “Lo que más llama la atención son las frutas aragonesas con chocolate, que no son de compra, sino que las hacen las mujeres de la colectividad”, subraya Eugenio Peña. En Caracas (Venezuela), sirva de pincelada, cinco emisoras de radio y dos periódicos se hicieron eco de la conmemoración.

Un dato: hay 14 centros aragoneses en el exterior. No importa el escenario, sino el sentimiento que se pone para que a pesar de la distancia y las dificultades de todo tipo la esencia se mantenga. Pasión, por lo visto y oído, les sobra.