PILAR 2009

Todo listo en el interior...

En la Sacristía Mayor. Ángel Bello, sacristán, muestra los cajones en los que se guardan las casullas para las distintas ceremonias. En la imagen, una de las más antiguas, bordada en hilo de oro, que se usa en actos muy puntuales como la ordenación de sac
Todo listo en el interior...
J. M. MARCO

El día grande de las fiestas del Pilar comienza de madrugada en la basílica. Los empleados del templo inician su jornada a las 3.00. Es el día más largo del año para ellos y, pese a que algunos veteranos como el sacristán Ángel Bello lo han repetido durante casi dos décadas, lo siguen viviendo con mucha tensión. "Siempre estoy nervioso, a pesar de los años, porque quieres que todo salga bien", confiesa mientras muestra el mimo con el que se guardan en la Sacristía Mayor las casullas que se utilizan durante los oficios religiosos. Este año será el segundo sin obras en el exterior -aún quedan algunas entre bastidores-, tras la última gran reforma inaugurada el año pasado. Por ello, el trabajo para los 30 empleados del Cabildo resulta más sencillo.

Las puertas se abren hoy a las 4.30 y los primeros grupos de fieles, que Bello asegura que siempre están esperando en la verja, entrarán para participar en la Misa de Infantes. Después, mientras en el exterior las largas colas de personas vestidas con sus trajes regionales entregan flores a la Virgen desde las 7.30, dentro se prepara la Misa Pontifical. Esta se celebra a las 12.00, seguida de una procesión por el exterior. Todo debe coordinarse para que no haya problemas.

Una larga jornada para la que todo está listo desde la semana anterior. Solo se deja algún pequeño detalle para la víspera. Así, ayer por la noche se pusieron las flores en el camarín de la Virgen. Siempre son claveles, aunque sus colores pueden variar, principalmente blanco y rojo, como el manto que forman los millones de flores que entregan los oferentes.

Refuerzo de la seguridad

El trabajo es duro para el personal de limpieza y los guardias de seguridad. Las miles de personas que pasan por el templo hoy obligan a que todo el mundo esté en activo. Para los guardias la jornada comenzó a las doce de la noche y termina veinticuatro horas después, explica Pascual Ballester, director de Seguridad del Cabildo Metropolitano de Zaragoza. "La seguridad en la basílica del Pilar no sabe de horarios", afirma. Así, "durante las 24 horas del día, 365 días al año, existen, aunque no se vean, personas e instalaciones permanentemente dedicadas a velar por las personas y el patrimonio". Además de los empleados de seguridad del Cabildo, este trabaja con las empresas Coviar y Dasit.

El personal está atento por si alguna persona necesita asistencia médica, se pierde algún niño o para actuar ante "la presencia inevitable de los amigos de lo ajeno", afirma Ballester. Reconoce que hoy las labores de limpieza son muy complicadas ya que por el gran número de visitantes "no se ve ni el suelo".

Entre el personal hay veteranos con más de 15 años, que han visto cómo "se ha pasado de limpiar con serrín a utilizar la última tecnología en limpieza", explica Ballester. Limpiezas El Profesional se encarga del plan del templo.

Ante la afluencia de visitantes, también se han repuesto las existencias de medidas de la Virgen. Desde la Sacristía de la Virgen donde se venden, no se atreven a cuantificar cuántas adquieren los visitantes, pero son pocos los que salen sin ellas. Unos diez millones de personas pasan por la basílica cada año. Durante estas fiestas se ha habilitado un nuevo punto de venta en la capilla de Santiago, debido a la gran demanda de estos lazos, que miden lo mismo que la Virgen del Pilar, 36 centímetros. Hay nueve colores y dos banderas, la de Aragón y la de España.

Y los fieles tampoco se irán sin agua bendita. Estos días están llenas las pilas, pese a que hace unos meses se llegó a pensar en vaciarlas como medida de prevención frente a la gripe A.