TRIAL

Otra vez Toni Bou

El piloto barcelonés Toni Bou, durante su actuación ayer en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza
Otra vez Toni Bou
ESTHER CASAS

El barcelonés Toni Bou volvió a demostrar ser el piloto más habilidoso e intrépido y se llevó el triunfo en los complicados obstáculos que planteó la XX edición del Trial Indoor Ciudad de Zaragoza, Gran Premio Ibercaja, prueba organizada por la empresa Octagon Esedos en uno de los primeros actos multitudinarios de estas fiestas del Pilar 2009. La prueba, segunda del calendario del Campeonato Nacional Indoor, reunió a cinco de los mejores pilotos nacionales en esta espectacular modalidad, que aúna derroche físico, habilidad, riesgo y atrevimiento.


Ese cóctel explosivo atrajo un año más a la afición motera aragonesa al pabellón Príncipe Felipe. Mucha gente joven y muchas familias enteras con los críos como aombrados protagonistas de la función.


El quinteto formado por Jeroni Fajardo, Albert Cabestany, Toni Bou, Marc Freixa y Dani Oliveras, con la baja de Adam Raga, que no se recuperó a tiempo de su lesión, apareció sobre el escenario del pabellón realizando unos pequeños alardes con sus motos: un breve salto a la primera rampa, un colocar el cuerpo largo en suspensión, apoyando las manos en el manillar... Un mero aperitivo. La competición se dividió en tres partes: una primera ronda en la que intentar sortear las zonas de obstáculos; una carrera por parejas para determinar el orden de salida en la última fase y la gran final, en la que el más mínimo error se pagaba muy caro.


Los pilotos no conocen la distribución de los módulos hasta poco antes del comienzo y deben buscar sobre la marcha el itinerario idóneo para no acabar en el suelo.


Abrió fuego Freixa, que superó sin problemas la zona Burn y aseguró con un pie el apoyo en el segundo módulo, el de Deporte Zaragoza, una trampa de pequeños volquetes como los de las obras, que sorprendió por su gran dificultad.


Mientras Freixa buscaba puntos de apoyo para sus ruedas, el resto de contrincantes corrían a estudiar las vías de paso elegidas por su compañero para hacerse una idea de cómo afrontarían ellos los módulos.


El desnivel se le atragantó a la mayoría de pilotos, que se jugaron el físico cuando el peso de las motos venció la resistencia de sus resistentes brazos. Y, cuando la fuerza de la gravedad desataba los gritos de miedo entre el público, el asistente de cada piloto acudía presto al rescate, agarrando incluso una rueda por los radios.


Con un reloj impertinente que mete prisa ( siete minutos y medio para completar el circuito), cada obstáculo requiere un acelerado estudio de movimientos: la ruta, los apoyos, el reparto de fuerzas... nada puede quedar a la improvisación. Por eso los pilotos se toman su tiempo antes del gran salto con el que vencer desniveles como los de la zona Heraldo, la de Burn y la de Freixenet, la más espectacular de todas y con la que Toni Bou, el piloto más aclamado, arrancó gritos de miedo, primero, bocas abiertas de asombro con la moto en el aire y una cerrada ovación de júbilo tras superar lo que parecía imposible.


En el intermedio de la prueba, mientras los pilotos subían y bajaban a pie y en sentido inverso los obstáculos como hormiguitas para estudiar la parte decisiva de la competición, Abel Mustieles, un chaval caspolino de 18 años, campeón del Mundo de bike trial por segundo año consecutivo, se arrancó con su bici por las empinadas estructuras del circuito para exhibir su enorme potencial. Sin motor y con unas finas ruedas, Mustieles dio todo un recital.