Una fina lluvia en Daroca se suma a la procesión del día de los Corporales

El cardenal-arzobispo de Barcelona, el turolense Juan José Omella, presidió la eucaristía, durante la que recordó su paso como cura en los años 70.

El cardenal-arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.
El cardenal-arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella.
Macipe

La solemnidad de los Sagrados Corporales ha reunido este jueves en Daroca a varios centenares de personas, entre ellos vecinos de la ciudad, de pueblos de la comarca, también a quienes están fuera habitualmente, así como a autoridades civiles y militares. A diferencia del año pasado, donde el sol deparó 32 grados de temperatura, en esta ocasión una lluvia fina e intermitente, procedente de un cielo encapotado, ha sido la protagonista en la salida en procesión de los restos conservados del milagro tan reconocido en la localidad.

Así ha sido tras la eucaristía pontificial que han presidido el arzobispo de Zaragoza, Carlos Manuel Escribano, y el cardenal-arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella. Durante su homilía, centrada en la importancia de esta liturgia, el turolense ha tenido tiempo para recordar su paso por la Unidad Pastoral de Daroca en los años 70. "Me trae hermosos y felices recuerdos de los seis años que estuvimos en esta hermosa ciudad y en varios pueblos de la comarca", apuntaba.

Hablaba en plural porque en sus palabras estuvieron presentes sus dos compañeros de aquel entonces: "Éramos tres jóvenes curas, José Alegre, Edilio Mosteo y yo mismo. Vivíamos aquí y atendíamos 15 pueblos de alrededor. Posteriormente llegó Antonio Anglés". También recordó al párroco de entonces, Marcos Gil Guarinos, y al coadjuntor, Jesús Aladrén. "Ayudados por ellos empezamos nuestra andadura", remarcaba. Asimismo, también tuvo palabras de agradecimiento hacia los peregrinos y vecinos.

"Gracias por venerarlo y conservarlo con celo", decía sobre el milagro de los Corporales. En su intervención, de algo más de veinte minutos, incluso recurría al humor para encarar el cierre, asegurando que "como ya no se cuando volveré, suelto todo". Tras cerca de hora y media de ceremonia, pasaba el turno a la procesión por las calles, donde la calle Grajera volvió a engalanarse con las tradicionales alfombras de serrín, hojas y pétalos de rosa. Se repitió a su vez la lluvia de pétalos desde los balcones de la calle Mayor, donde ya se pudieron recoger los paraguas.

Es el caso de la vivienda de Mari Pérez, una parada casi obligatoria año tras año. "Es una tradición. Siempre se hace con orgullo y mucha devoción", comentaban Margarita Quintanilla y José María Fernández, familiares de la titular de la vivienda ya que esta participaba en la procesión. Tras pasar este balcón, ya casi en la puerta Alta, el desfile se encaminó hacia la Torreta, donde se realizó la bendición y donde los nueve comulgantes que participaron en el acto -seis chicas y tres chicos- volvieron a arrojar pétalos desde sus canastillas.

En la celebración, el alcalde de Daroca, Álvaro Blasco, reconocía que se trata de una jornada emocionante y recordaba el nombramiento como hijo adoptivo de José Luis González Uriol, organista y director del Curso y Festival Internacional de Música Antigua de Daroca. De la misma forma, el presidente de la Diputación de Zaragoza, Juan Antonio Sánchez Quero recordaba que este es el único acto al que acude la corporación provincial fuera de la capital aragonesa.

Las fiestas del Corpus en Daroca se prolongarán en su parte puramente festiva hasta el domingo y en la religiosa hasta el próximo jueves, 15 de junio.

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