28-M. Elecciones | Los Votantes

"Ojalá mi hija encuentre trabajo y ya no tengamos que pedir alimentos"

Rosa y su familia sobreviven con el sueldo de su marido, de 500 euros. A los políticos le pide trabajo para los jóvenes y una jubilación digna para mayores de 60.

Rosa, una zaragozana de 59 años, es usuaria del Banco de Alimentos.
Rosa, una zaragozana de 59 años, es usuaria del Banco de Alimentos.
Francisco Jiménez

Eran una familia como cualquier otra de clase media hasta que llegó la crisis. Él se quedó en el paro y con cerca de 60 años y una hija treintañera han tenido que recurrir al Banco de Alimentos para poder salir adelante mientras la joven se busca un futuro estudiando un grado superior.

"Cuando mi situación vaya a mejor dejaré de ir a pedir, pero de momento lo necesitamos porque con 500 euros no vive una familia. Nadie va a por alimentos por vicio, yo voy porque lo necesito. Me casé aquí hace 30 años, mi hija se bautizó aquí y cuando he tenido dificultades he acudido al párroco y ha sido un apoyo muy grande para mí", relata Rosa, una zaragozana de 59 años que vive con su marido y su hija en un piso de 50 metros cuadrados que le dejaron sus padres en el centro de la ciudad. Si no fuera por eso -afirma- no tendrían ni un techo en el que vivir. Ella, enferma de cáncer, dejó de trabajar a raíz del diagnóstico, mientras que su marido se quedó sin trabajo hace seis años cuando cerró la empresa Garaje Aragón, en el paseo de la Mina, donde ahora pretenden edificar y hacer pisos, cuenta esta familia.

"Mi marido antes trabajaba sus ocho horas, pero de la noche a la mañana se quedó sin trabajo, estuvo dos años en el paro cobrando una miseria, y ahora está en una empresa de limpieza recogiendo basuras de 19.00 a 21.00. Con los 500 euros que percibe no puede vivir una persona. Pero como tiene 60 años, ya no te quieren en ningún lado", lamenta Rosa, que pide a los políticos dos cosas: empleo para los jóvenes, como su hija, y una jubilación digna para los mayores de 60.

Al hablar de esta campaña electoral y de la cita con las urnas el próximo domingo, Rosa no oculta su desafección política. "Son todos unos sinvergüenzas. Yo no voy a votar muchas veces por eso, me pongo muy mala. Todos prometen muchas cosas y luego nada", se queja.

María Ángeles, voluntaria de la parroquia de Santa Rita (Agustinos), entrega una cesta de alimentos a Rosa, una usuaria de Zaragoza.
María Ángeles, voluntaria de la parroquia de Santa Rita (Agustinos), entrega una cesta de alimentos a Rosa, una usuaria de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Empleo, pensión digna y ayudas

Para salir de su situación, en la que se han visto con la crisis "tantas familias", cree que haría falta más empleo para los jóvenes y ayudas a las personas que no pueden acceder a él. "Los mayores de 60 años tienen que estar jubilados y con buena pensión; y para la gente joven, trabajo, que buena falta les hace. Yo tengo un cáncer y no puedo trabajar, pero veo a mi hija que tiene casi 30 años y la pobrecica está desesperada. Lo que quieren es trabajar y no encuentran nada", subraya.

Ella dejó de hacerlo a raíz de un cáncer, enfermedad que se llevó también a sus padres. De "jovencica", recuerda, trabajó con ellos en la pescadería que tenían en el barrio del Picarral. "Estaba de autónoma con mi padre y cuando se murió del dichoso cáncer dejé de trabajar. Mi madre cayó enferma después con leucemia y la tuve que cuidar también. Lo he hecho todo con amor y con felicidad, lo que pasa es que ahora me gustaría que mi hija encontrase trabajo y que mi marido ganase un poquito más, porque él también lo pasa mal", cuenta Rosa, que sigue yendo a la iglesia donde se casó todos los viernes, desde hace ya seis años, y allí recibe la ayuda del párroco y los voluntarios que entregan alimentos. 

Más de 30 familias acuden cada viernes a esta parroquia de Zaragoza a por alimentos.
Más de 30 familias acuden cada viernes a esta parroquia a por alimentos.
Francisco Jiménez

"Nos dan garbanzos, lentejas, arroz, pollo… -cuenta agradecida-. A mí cuando voy se me cae el alma encima, no me gusta pedir, a nadie le gusta, pero lo necesito porque con 500 euros no da ni para chuflas", afirma esta zaragozana, que tiene la esperanza puesta en su única hija. 

"Ojalá ella encuentre más adelante trabajo y entonces ya sabe el párroco que ahí no voy más; la ayuda que hoy me dan será para otra familia", confiesa.

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