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Un menor de 13 años acusa de abusos a su padre en Zaragoza

El hombre asegura que «jamás» se aprovechó de su hijo. Las psicólogas del IMLA no dan credibilidad al relato del denunciante y la Fiscalía no acusa, pero la acusación particular pide 5 años de prisión.

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Una denuncia por presuntos abusos sexuales formulada por su propio hijo sentó este miércoles en el banquillo de los acusados a Pedro C. M., quien afronta una petición de cárcel por esta causa. Las psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) no dan credibilidad al relato del chaval, por lo que la Fiscalía nunca presentó cargos contra el encausado. Quien sí considera que hay pruebas para encerrar al padre es la acusación particular, que mantuvo la petición de cinco años de cárcel a la conclusión del juicio.

La víctima, que ha cumplido ya los 13 años, asegura que fue a partir de los 11 cuando empezó a notar un comportamiento extraño por parte de su progenitor. "Al principio pensé que era en plan broma, pero aquello se hizo habitual y empezó a molestarme. Se lo dije, pero él siguió haciéndolo", explicó el chaval al tribunal.

El presidente de la Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza quiso saber por boca de la víctima qué tipo de conductas habían llevado al chico a denunciar al encausado. Y este le explicó que todo comenzó en el verano de 2021, cuando le comentó a su padre que le había empezado a salir vello púbico.

Según contó el chaval, a partir de ese momento, el hombre se empeñaba en verle los genitales y aprovechaba cualquier excusa para manosearlo. "Y cuando me negaba, me amenazaba con darme una hostia", declaró el chico. "En casa, me pedía que me sentara o tumbara encima de él. Otras veces, en el coche, me ponía la mano junto a los genitales. Yo se la quitaba, pero él la volvía a colocar", añadió.

El menor asegura que pidió a su padre repetidas veces que parara, sin conseguir, al parecer, que el comportamiento del investigado cambiara. El chico estalló la noche en que el acusado, en la terraza de un bar, le pidió que le diera un abrazo. "Terminó intentado meterme mano por debajo del pantalón. Yo no lo soportaba más y se lo conté a mi madre", narró el denunciante.

El acusado y su mujer se divorciaron cuando su hijo tenía tan solo un año. La custodia fue otorgada a la madre, pero el hombre disfrutaba de un régimen de visitas que perdió cuando    se produjo la denuncia. "Llevo 398 días sin poder ver a mi hijo", se lamentó ante el tribunal. El padre del menor declaró que "jamás" se ha propasado con el chico y que está convencido de que todo obedece a algún tipo de venganza de su exmujer. "Cuando nos separamos me dijo que me quería ver muerto o en la cárcel", manifestó.

A la hora de dictar sentencia, el tribunal tendrá que tener en cuenta el informe de las psicólogas del IMLA, para las que el relato del chico no resultaría creíble. Y lo hacen porque durante las entrevistas protocolizadas que mantuvieron con él encontraron algunas "contradicciones" y "generalidades muy vagas". De hecho, este informe fue clave para que la Fiscalía propusiera siempre la absolución.

A raíz de estos hechos, el chaval recibe tratamiento psicológico y asegura que ha sufrido varios episodios autolíticos. "Pero ahora estoy mucho mejor", dijo al tribunal.

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