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"La venganza fue el motivo del ataque con ácido y buscaron al más indefenso, al benjamín"

La fiscal mantiene que los Giménez Clavería, tío y sobrina, encargaron y pagaron por rociar con ácido al adolescente de 17 años en represalia por conflictos con su hermano en Caspe

Juicio este lunes en la Audiencia de Zaragoza
Juicio este lunes en la Audiencia de Zaragoza
Guillermo Mestre

Una ruptura matrimonial unilateral y una deuda con traficantes de droga colombianos contraída por Yahya Moloudi fueron las dos afrentas que su esposa, Sara Giménez Clavería, y el tío de esta, José, patriarca del clan, decidieron que no tenían perdón.

Hasta el punto de que, al no poder exigir responsabilidades a su marido, huido a Alemania, optaron por tomarse la justicia por su mano y vengarse en el más indefenso de la familia Moloudi: Kamal, el benjamín, de 17 años.

La fiscal que los acusa de inductores de un delito de tentativa de asesinato lo tiene así de claro porque, como este jueves alegó en la Audiencia Provincial de Zaragoza donde están siendo juzgados, hay suficientes pruebas e indicios criminales que avalan que buscaron y pagaron a un sicario, Aitor Gordillo Grimal, para ejecutar su venganza.

Antes habían intentado reclutar a otros verdugos, tesis que el Ministerio Público apoya en la declaración de dos testigos protegidos y de  Teresa Parra, acusada de complicidad en la tentativa de asesinato cometida en Caspe en mayo de 2019. 

Para todos sus movimientos José Giménez, alias El Recortao, y su sobrina contaron con dos conductores, Iván Maza, que los llevó a Alemania hasta la casa de una hermana Moloudi donde creían que Yahya se había refugiado, y Raúl Cortés, que trasladó a Aitor Gordillo a Zaragoza y al hospital de Huesca para que le curaran las quemaduras causadas por las salpicaduras de la botella de ácido sulfúrico que arrojó al rostro del joven Kamal. 

Usaron a una compañera de instituto para saber quién era Kamal

La fiscal puso de relieve el testimonio prestado esta mañana por una joven de la misma edad que Kamal, Lucía, hija de la acusada Teresa Parra, era compañera de instituto del chico. "Fue ella quien, en su ignorancia, señaló al sicario, Aitor Gordillo, quién era Kamal en la puerta del centro escolar el 3 de mayo de 2019", manifestó. Nada más indicárselo, el criminal se cubrió el rostro con una capucha y siguió al chico hasta su domicilio, en una estrecha calle, donde lo aguardó escondido en un recodo y le derramó la botella de ácido en la cara.

"Me preguntó quién era y se lo dije porque no sabía que iba a hacer nada de eso", señaló la chica por videoconferencia. La fiscal mantiene que no fue casualidad que le preguntara a Lucía, sino que se debió a que su madre, Teresa, acusada de cómplice de tentativa de asesinato, estaba al tanto de lo que iba a ocurrir. 

La joven negó que antes del ataque su madre acudiera también al instituto y que le pidiera que hiciera "todo lo posible por evitar algo tan injusto". "Si declaré eso ante la Guardia Civil fue porque estaba muy nerviosa y no sabía lo que decía". El abogado de Teresa Parra, Antonio Fraguas, pidió su absolución alegando que desconocía las intenciones del agresor.

La representante del Ministerio Público hizo hincapié en que lo último que podía esperar Kamal Moloudi al salir del instituto es que alguien le rociara la cara con ácido causándole gravísimas lesiones que podían haberle costado la vida y que se la han cambiado para siempre", afirmó la fiscal. El chico sufrió quemaduras de tercer grado, en la cara, cuello y tórax, ha sido intervenido varias veces. Sus expectativas personales, sociales y profesionales, que eran muchas pues era un buen estudiante que quería ir a la Universidad y ser guardia civil, quedaron truncadas para siempre.

"Su calvario no ha terminado, tiene que reconstruir pabellón auricular y aminorar cicatrices, La afectación psicológica ha sido muy profunda, pensó en morirse y le cambió la vida. La repercusión en el ámbito familiar, personal y social ha sido enorme. Fue un ataque absolutamente injusto y que debe ser castigado", dijo.

Por esa razón, solicitó penas de entre 8 y 15 años para los principales acusados y de menos de tres y medio para los conductores y una indemnización de unos 550.000 euros para la víctima. 

Los abogados de los acusados no opinan lo mismo que la fiscal. Héctor Cinca, letrado de oficio de Aitor Gordillo, mantuvo que la acusación se basa en rumores y que no se ha respetado el derecho de defensa de su cliente al no acceder a que tuviera un abogado de su confianza, puesto que quiso renunciar a sus servicios el primer día del juicio y el tribunal no lo consintió.

José Luis Melguizo, defensor de Sara Giménez, hizo prolijo y contundente informe para tratar de demostrar que la mujer de Yahya Mouloudi lo único que perseguía era que su marido firmara el divorcio y solventara sus asuntos de drogas. Añadió que tras la agresión al chico y la detención de Gordillo, había un ambiente "hostil" contra la familia Giménez de la cual dijo que es de "perfil delincuencial bajo" - okupas casas, menudeo de drogas...–, y que ni ella ni su tío José han visto en su vida "500 gramos de cocaína juntos". Esta cantidad de droga más 500 euros es lo que se supone que cobró el sicario por el crimen.

Desacreditó a los testigos protegidos –"salen como setas", dijo– y apuntaló la idea de que Gordillo –"con problemas de drogas, alcohol y salud mental"– actuó por su cuenta, ya que había tenido una relación sentimental con Sara y estaba resentido con Yahya.

Melguizo trató de echar por tierra algunas acusaciones de la Fiscalía, como las amenazas condicionadas, puesto que son competencia del tribunal del jurado, o las que se pudieron producir en Alemania, ya que, en su opinión, de ellas entendería en todo caso la Audiencia Nacional al haberse cometido en un país extranjero. Descartó igualmente que cometieran formaran un grupo criminal pues se requiere la comisión de más de dos delitos para que tengan esa consideración: "Aquí se ha cometido solo uno, la tentativa de asesinato".

Tanto los abogados Luis Moros y Antonio Guiu, representantes de Raúl Cortés e Iván Maza, solicitaron la absolución de sus clientes al entender que no tuvieron ninguna participación el ataque. 

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