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Procesan a un padre en Zaragoza por dejar ciego a su bebé al zarandearlo para que no llorara

El niño tenía 4 meses cuando fue agredido por su progenitor y ahora sufre graves lesiones y secuelas neurológicas

Imagen de archivo de la entrada de urgencias del Hospital Infantil de Zaragoza.
Imagen de archivo de la entrada de urgencias del Hospital Infantil de Zaragoza.
Toni Galán

La falta de control y cuidado de un hombre de 41 años al que los llantos de su propio hijo, un bebé de 4 meses, no le dejaban dormir lo llevaron a golpearlo y zarandearlo de tal forma que el pequeño sufre ahora graves secuelas neurológicas. 

Entre ellas, ceguera en el ojo derecho y una pérdida de visión elevada en el izquierdo, además de un retraso psicomotor y madurativo en relación a niños de su edad. Los médicos no pueden predecir si en el futuro tendrá retraso mental o alteraciones del habla y del comportamiento, pues ahora tiene 13 meses y, aunque recibe tratamiento, se desconoce cómo evolucionará.

La agresión se produjo en mayo de 2022 en Zaragoza. El hombre, Gabriel C. B., hacía cuatro días que había empezado a trabajar como repartidor de pan en horario de 5.00 a 13.00. Vivía con su entonces pareja, con la que había tenido un niño que en esos momentos tenía 4 meses. En el domicilio residía otro hijo de la mujer, de 9 años. Ella trabajaba en una industria del polígono de Cogullada en turno de noche, 22.00 a 6.00, y las dos horas en las que los niños se quedaban solos eran cubiertas por la abuela de ella, que se presentaba en la casa a las 4.15 para hacerse cargo de los menores hasta que la madre llegaba sobre las 6.15.

En estas circunstancias, en la noche del 20 de mayo, cuando el bebé estaba a cargo de su padre, empezó a llorar. Sobre las dos de la madrugada el hombre cruzó varios mensajes con su pareja quejándose de que no paraba el llanto y no sabía qué hacer. La mujer le aconsejó que lo balancease y le diera un biberón, o lo pusiera en el cochecito y tuviera paciencia. Según consta en la conversación telefónica, él respondió que no podía hacer esas cosas ya que tenía que descansar para irse a trabajar en poco tiempo.

A las 4.30 intercambiaron nuevos mensajes en los que Gabriel. C. B. le decía que ya estaba de camino al trabajo, que el niño había estado "dando mal hasta el último momento" y que "justo se había dormido cinco minutos antes" de que llegara la abuela. Esta declararía después ante la Policía y ante el juez que cuando vio al bebé tumbado en la hamaca notó que estaba "asustado", con la mirada “perdida hacia atrás" y apoyado en una toalla empapada en agua.

“Ya cállate"

Pensando que el padre podría haberle hecho algo, la abuela preguntó al hermano de 9 años si había visto algo, a lo que el crío respondió que solo había escuchado un grito de Gabriel diciéndole al bebe: "Ya, cállate".  

En cuanto la madre llegó a casa vio que el pequeño tenía unas marcas en la cara, cerca del oído, en la nuca y en la frente y que no enfocaba la mirada. Inmediatamente lo cogió para llevarlo al hospital y al comunicárselo a su pareja, le dijo que no lo hiciera porque, en su opinión, la ley "no permitía a las madres lactantes dejar solos" a sus hijos y los iban a "denunciar a los dos". La respuesta de ella fue que no lo había dejado solo, sino con su padre. Y cuando se enteró de lo que había hecho, le dijo que cogiera sus cosas y se marchase de casa.

En el hospital confirmaron sus peores sospechas. El bebé sufría graves lesiones provocadas por lo que conoce como ‘síndrome del lactante zarandeado’, pero que ahora la academia de pediatría americana recomienda llamar ‘traumatismo craneal por maltrato’. En concreto, el niño presentaba equimosis en ambas mejillas en el pabellón auricular, una lesión en la parte cervical. Internamente, detectaron hematomas subdurales, retinomatía hemorrágica bilateral severa y encefalopatía aguda con crisis epilépticas.

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El hombre fue detenido ese mismo día y reconocería a su madre que el bebé había llorado toda la noche y que en un momento dado le había dado una bofetada en la cara y sujetado fuerte de uno de sus brazos y lo había zarandeado con fuerza. La juez le tomó declaración y lo dejó en libertad con la prohibición expresa de no acercarse al niño.

El pasado marzo se dictó auto de procesamiento contra él como presunto autor de un delito de lesiones graves. Ayer fue citado por la juez y negó los hechos relatados en el auto y, asistido por el letrado Luis Ángel Marcén, se acogió a su derecho a no declarar y no respondió a las preguntas de la acusación particular, ejercida por el abogado Javier Rodríguez Domínguez en nombre de la madre. El acusado puede enfrentarse a penas de 6 a 12 años de cárcel por causar semejantes lesiones al bebé.

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