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El colegio Sagrada Familia celebra 90 años: "No nos forman solo a nivel académico; también como personas"

Alrededor de 700 alumnos estudian en este centro concertado, de titularidad privada, que cuenta desde Primero del ciclo de Infantil hasta FP de grado superior en Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma.

Alumnos del colegio Sagrada Familia, este martes en Zaragoza.
Alumnos del colegio Sagrada Familia, este martes en Zaragoza.
Toni Galan

Miguel Ángel Sarralde, exalumno del Colegio Sagrada Familia de Zaragoza, siempre dice que el patio de recreo de este centro es como "el barrio de casa". "Los chavales pueden jugar con otros estudiantes de otras edades y eso es muy satisfactorio para las familias. Hacen que esos valores tan importantes como la socialización y convivencia arraiguen en nuestros hijos", apunta.

Habiendo estudiado ahí, al igual que sus hermanos, él tenía claro que quería que sus dos hijas cursaran en el también conocido como colegio Safa. "Pero fue mi mujer la que lo eligió, sobre todo cuando descubrió el proyecto educativo. Es muy integrado y colaborativo; donde la jerarquía transversal hace que el profesor se implique al 100% y el resultado es ver que los alumnos también se integran en el mismo", sostiene Sarralde, que valora que en el centro se impartan todas las etapas -desde Primero del ciclo de Infantil (de 1-2 años) pasando por Infantil, Secundaria, Bachillerato y FP de grado superior en Desarrollo de aplicaciones multiplataforma (DAM)-.

La directora Pilar Sarasa (centro), con alumnos de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato.
La directora Pilar Sarasa (centro), con alumnos de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato.
Toni Galan

Este colegio concertado, de titularidad privada, acaba de cumplir 90 años y para celebrarlo han programado una serie de actividades hasta mayo. Para su directora, Pilar Sarasa, es todo un orgullo y satisfacción haber llegado hasta aquí y también, una apuesta de futuro por mantenerse "el máximo de años posible" dentro del panorama educativo de Aragón. "Por nuestras aulas han pasado miles de alumnos de Zaragoza, de pueblos de alrededor y comunidades autónomas cercanas (cuentan con una residencia mixta en Secundaria). Hemos llevado una trayectoria sólida en innovación pedagógica, de la que estamos muy contentos, junto con el ambiente familiar que impera en el centro. Aunque somos muy grandes en instalaciones, al tener solo dos vías (clases por curso)  tenemos un ambiente muy cercano con el alumnado y el profesorado (estable y de la casa)", explica.

Alrededor de 700 alumnos estudian este curso en el Safa, que cuenta con una plantilla cercana a las 90 personas (de las cuales 53 son docentes). Como informan desde la dirección, cinco son los pilares que lo definen: adaptación progresiva, la personalización, ser más que un colegio (con una educación global de los chavales como personas), la cultura del esfuerzo y educar en el futuro flexible (es decir, prepararlos para cualquier escenario con idiomas, tecnología...). Se trata de un colegio bilingüe en inglés, con un "ideario que cuida las tradiciones religiosas católicas". "Las personas que escogen religión tienen la opción de hacer catequesis y la comunión aquí. Pero hay un ambiente de respeto a la diversidad religiosa", detalla Pilar Sarasa.

Asimismo, cuenta con servicio de madrugadores, vespertinos y de logopedia, transporte escolar, un departamento de orientación, médico, comedor con cocina propia, un aula de la naturaleza, dos huertos escolares, tres recreos, un polideportivo, una sala de música, otra de psicomotricidad, un aula Steam (robótica y artes plásticas) y laboratorios de Biología, Física y Químicas. Además de una amplia oferta de extraescolares y comparte instalaciones con la escuela de negocios Ceste. "Todos los alumnos desde 4º de Primaria tienen un ordenador. Este es un colegio familiar y cercano. Nuestro eslogan de este curso es: '90 años trabajando juntos su futuro", añaden desde la dirección.

Del paseo de la Independencia a Casablanca

La familiaridad de la que hablan comienza por la propia Sarasa, exalumna y cuyos abuelos y madre fueron antes los directores del centro. "El colegio fue fundado por el sacerdote Salvador Labastida y su sobrina Pilar Cuartero en 1932 en el paseo de la Independencia y después estuvo en Sagasta. Mis abuelos (maestros) cogieron el traspaso del centro y lo ubicaron aquí (en Casablanca) en 1964. Llevamos tres generaciones de la misma familia (Marín Velázquez y, ahora, Sarasa Marín", observa.

María Grima también estudió en él desde los 4 años y hoy es una de sus maestras de Infantil y Primaria. Subraya que ha tenido la suerte de celebrar el 50, 80 y, ahora, 90 aniversario del Safa. "Eso está muy bien porque el día de mañana te acuerdas de estas cosas. Como docente me encantan los niños y me gusta mucho la cercanía que tenemos con ellos. Es un colegio que implica mucho a las familias y a todo el personal docente y no docente. Somos todos una gran familia", asegura.

"Es un colegio que implica mucho a las familias y a todo el personal. Somos una gran familia"
"Me gusta ver cómo el colegio va creciendo, al igual que lo hago yo"

También son muchos los alumnos cuyos padres (u otros familiares) han pasado por sus aulas a lo largo de estos años. Para Clara Buñuel, en 3º de la ESO, el Sagrada Familia es como una segunda parte de su vida. "Estoy desde Infantil y me gusta ver cómo va creciendo, al igual que lo hago yo", dice. A su lado, Claudia Cabello, también en 3º, destaca que le encantan los valores que ofrece. "Mis hermanos también vienen aquí. No nos forman solo a nivel académico; nos ayudan a formarnos como personas y a evolucionar", opina.

Por su parte, Valeria Plou -en 2º de Bachillerato, señala que el centro es su segunda casa. "Llevamos toda la vida y mis círculos de amigos están aquí. Mi hermana (melliza) estudia conmigo y mi madre es una de las profesoras. Es todo muy familiar", remarca. También la madre de Diego Rodrigo, en 2º de Bachillerato, es docente en el Safa. "Me da clase. Los profesores son muy familiares y te ayudan mucho; si algo te cuesta, gracias a ellos sabes por dónde tirar. Y te orientan de cara a tu futuro", afirma. Y Yago Pérez, también en 2º de Bachiller, hace hincapié en que toda la comunidad educativa hace que se impliquen en la vida del centro. "Te hacen sentirte parte de la familia", añade.

A los más pequeños, como Tessa Margalé y Jaime Marco -de 6 y 7 años, respectivamente-, sobre todo les gusta estudiar, jugar y hacer amigos. "Y también los profesores", apunta este último. Mientras, Miguel Badal, de 8, habla "de las personas amables" que hay en el centro y el nombre del colegio. "Es la familia de Jesús", afirma este niño, que el próximo año hará la comunión. Y Yael Olid y Oliver Sebastián -ambos de 9 años- comentan que se divierten y aprenden muchas cosas. "Los profesores son majos y el material de la clase están bien cuidados", asegura el primero. A lo que Sebastián añade: "Aprendemos jugando; hoy ha venido un escritor".

Para la directora, están recogiendo los frutos de mucho esfuerzo y trabajo. "Hemos logrado que tanto alumnos como familias se encuentren bien en el centro. Y las relaciones sociales entre ellos generan vínculos para toda la vida", advierte orgullosa Pilar Sarasa.

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