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Desalojo del Luis Buñuel de Zaragoza: "Hacían cosas buenas pero hacía falta un cambio"

A las puertas del Buñuel se concentran vecinos curiosos y miembros de los colectivos que ocupaban el centro.

Desalojo del centro Luis Buñuel de Zaragoza.
Desalojo del centro Luis Buñuel de Zaragoza.
José Miguel Marco

Amanece poco antes de las ocho de la mañana en la Plaza de Santo Domingo, en el barrio zaragozano del Gancho, pero no es una mañana cualquiera. Más de una decena de agentes de la policía (local y nacional) custodian el centro social Luis Buñuel. Al otro lado de la carretera, una treintena de personas corea: "El Buñuel no se rinde". Esta misma madrugada, sobre las 5 de la mañana, la Policía Nacional ha entrado en el antiguo centro educativo para desalojarlo. 

La intervención policial se produce después de que el colectivo, que gestiona el edificio desde hace siete años, desoyera el requerimiento del Ayuntamiento de abandonar las instalaciones el pasado 23 de enero y decidiera permanecer allí sin permiso.

Ha ocurrido esta madrugada.

Varios colectivos que apoyan al centro han empezado a reunirse sobre las 5.30 de esta madrugada, minutos después de la intervención y protestan pacíficamente frente al Luis Buñuel. "Estamos fatal. No entendemos nada. Yo me he enterado sobre las 5.00 y he venido en cuanto he podido", dice uno de los miembros de esta asociación. "No mola nada", se lamenta. Mientras tanto, varias personas colocan encima de una mesa portátil cartones de leche, zumos de naranja, café y otras cosas para aguantar el largo día que se viene por delante. "No sabemos cuánto tiempo vamos a estar aquí", confiesan. De momento han organizado una concentración a las 19.00 de esta tarde y mantienen la asamblea semanal del Luis Buñuel, pero "ahora lo haremos fuera porque dentro no nos dejan", dice una joven portavoz del centro.

Alrededor de la concentración, observando atentamente, se reúnen varios vecinos curiosos y expectantes. Algunos se han encontrado con la estampa cuando han salido a trabajar o a pasear a sus perros. "Hacían muchas cosas sociales y eso era bueno, pero sí que necesitaban un cambio", confiesa un vecino de la misma plaza. "A veces se veían cosas raras", dice.

Otro vecino, que había salido a pasear a su perro, se muestra contrariado. "No sé qué pensar. A veces está muy bien, dan de comer a gente que lo necesita. Pero otras veces hacen fiestas en la explanada y molestan a los vecinos", reconoce. "Han dicho que iban a hacer cosas sociales para mayores y eso es muy bueno, pero no sabemos si realmente luego lo cumplen", concluye.

Dos miembros de la plataforma de Afectados del Gancho pasean por las inmediaciones del Teatro del Mercado, muy próximo al Luis Buñuel. "Nosotros estamos encantados con la intervención", dice uno de ellos. "Es una comuna y tenía que ser desalojada", incide. "La mayor parte del barrio está contenta con que por fin se hayan tomado medidas y empiece a estar gestionado por el Ayuntamiento. Ya tenemos suficientes problemas en el Gancho", recalca.

"Esto estaba abierto para cuatro", coincide su compañero. "La gran mayoría de los que forman parte de ese grupo no son del barrio". "Si quieren ser una asociación que paguen el alquiler, el agua y la luz", dice. "No nos invitaban a casi nada, solo a algún mercadillo", lamenta. "Se ponen a hacer yoga a las siete de la mañana y a eso no invitan".

"Es un edificio muy bonito y no lo tienen nada cuidado", dice el primero. "No critico la labor que hacen, pero tiene que estar regulado". No está de acuerdo con la manera de gestionar el antiguo instituto y cree que deberían pagar si quieren quedarse. "Nosotros para conseguir un sitio para la asociación nos ponen mil trabas, no puede ser que los del Luis Buñuel no paguen nada y se adueñen del centro", critica.

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