Un paciente que quedó atrapado por unas puertas del hospital Miguel Servet reclama 1,5 millones 

El accidente ocurrió en 2021 en el área de Rehabilitación del hospital y la víctima, que tenía una pierna amputada, sufrió una fractura de cadera y ya no pudo andar.

Acceso al área de rehabilitación del hospital Miguel Servet, donde se produjo el accidente
Acceso al área de rehabilitación del hospital Miguel Servet, donde se produjo el accidente
Oliver Duch | O

Un paciente que resultó gravemente herido al quedar atrapado por las puertas automáticas del área de rehabilitación del hospital Miguel Servet ha presentado una reclamación patrimonial ante el Salud por un millón y medio de euros. La elevada cuantía recoge tanto los perjuicios por daños físicos, psicológicos, morales y estéticos, como por la pérdida de calidad de vida, movilidad, la incapacidad temporal (ahora ya es en grado absoluto) el pago de las prótesis y el coste de la ayuda personal que necesita desde entonces para su vida diaria.

Este zaragozano, J. C. A., de 61 años, responsabiliza del accidente al hospital y por extensión al Sistema Aragonés de la Salud (Salud), ya que fue aprisionado por las puertas automáticas debido a un mal funcionamiento de las mismas, algo que ha sido reconocido por la propia empresa de mantenimiento del centro sanitario. Sobre todo, porque, tal y como consta en la documentación presentada por la abogada del caso, Elisa Cardona, hacía ya ocho años que debían haber sido cambiadas, puesto que no cumplían la normativa europea (norma UNE-EN 16005, aprobada en 2013) y las hojas estaban deterioradas.

Precisamente fue a raíz del accidente sufrido por este paciente cuando la administración decidió sustituir las viejas por otras adaptadas a la normativa. Un cambio que costó 10.000 euros.

El suceso se produjo el 30 de julio de 2021. El afectado se estaba recuperando de un infarto, meses antes le habían amputado la pierna derecha a causa de la diabetes y también había sufrido neumonía y pérdida de visión. Ese día una ambulancia lo trasladó al hospital para recibir la sesión que le tocaba de rehabilitación -moviéndose con muletas, pues su evolución había sido muy buena- cuando al entrar se cerraron las puertas y lo atraparon. El paciente cayó de espaldas y se rompió el fémur y la cadera de la pierna izquierda. El personal sanitario salió en su ayuda, lo sentó en una silla de ruedas y lo trasladó al gimnasio de rehabilitación. Ante el dolor insoportable que padecía, fue llevado a urgencias, donde le diagnosticaron las fracturas mencionadas, como reconoce el hospital en un informe del pasado 3 de enero.

"De poder seguir llevando una vida limitada, pero normal, tanto personal como laboral, a no poder llevar a cabo ningún tipo de trabajo, por liviano que este fuere, hay un gran trecho, como así hemos acreditados"

Ese día ya quedó ingresado en el hospital para ser operado y no salió hasta el 7 de agosto. En la primera intervención le implantaron una prótesis de cadera, pero en diciembre tuvo que ser intervenido de nuevo a consecuencia de la rotura de la misma. Posteriormente ha tenido otros problemas derivados del accidente, como no poder flexionar el pie izquierdo o una úlcera en el mismo que está siendo tratada por el servicio de Vascular y tiene riesgo de amputación. Se le ha diagnosticado también parestesia (en el pie y la pantorrilla) cuyos síntomas, entre otros, son la debilidad en los músculos o pérdida de equilibrio.

"Desde luego, las consecuencias del accidente para J. C. A. quedan verdaderamente patentes con las pruebas presentadas. De poder seguir llevando una vida limitada, pero normal, tanto personal como laboral, a no poder llevar a cabo ningún tipo de trabajo, por liviano que este fuere, hay un gran trecho, como así hemos acreditados", manifiesta la abogada Elisa Cardona.

Para la letrada y su cliente, resulta del "todo punto indignante" que por 10.000 euros hayan mantenido unas puertas automáticas fuera de la normativa europea durante casi diez años y que las hayan arreglado a raíz del accidente.

"Es indignante"

La normativa obliga a que las puertas incorporen radares con doble función (seguridad y apertura al detectar), lo que impide que se cierren si alguien se sitúa debajo de los radares y en el eje de las hojas móviles. El informe de mantenimiento advertía de que no funcionaban los radares en las puertas del servicio de Rehabilitación y las hojas estaban bastante desgastadas y proponía cambiarlas. Desde el 30 de julio hasta que se revisaron, el 16 de septiembre, las puertas estuvieron apagadas. Luego se pusieron en uso pero tuvieron averías tales como que se quedaban paradas, que fue lo que le ocurrió a J. C. A. con las graves consecuencias para su salud.

Por otro lado, la letrada muestra en su escrito ante la administración su queja porque el Salud tuviera paralizado el expediente durante cinco meses, a pesar de tener los informes necesarios para continuar con su instrucción sin esa demora.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión