La magia del día de Reyes: "Ver sus caras de emoción abriendo los regalos lo dice todo"

La casa de los Mayayo Ocaña es uno de los millones de hogares en los que se ha vivido intensamente la mañana de este viernes por la llegada de los Reyes Magos.

Sara y Pablo Mayayo, abriendo los regalos de Reyes
Sara y Pablo Mayayo, abriendo los regalos de Reyes
J. C. M.

A las 07.00 Sara y Pablo Mayayo Ocaña, de 9 y 7 años respectivamente, ya no aguantaban en sus camas. Sabían y esperaban con ilusión la llegada del día más mágico del año. Ese en el que pequeños y también mayores amanece con unos nervios y una emoción que, en el caso de esta familia ya habían comenzado a disfrutar este jueves en las calles del centro de Zaragoza, viendo pasar a los Reyes Magos.

"Nunca hemos perdido la ilusión. Siempre ha sido un día muy especial lleno de tradiciones: ver la cabalgada abrigados hasta los topes, gritar y bailar viendo a sus majestades, escuchar su mensaje desde el Ayuntamiento, preparar el vino y polvorones debajo del árbol, echarnos a dormir pronto, leer juntos un cuento y cerrar los ojos para que la magia empiece su trabajo…". "Desde que somos padres la vives más intensamente y renaces sentimientos a través de los ojos de nuestros pequeños. Ver sus caras lo dice todo", comenta Mavi Ocaña, madre de Sara y Pablo, quienes, según ellos mismos opinan, "hemos sido muy buenos, porque nos han traído lo que hemos pedido".

Un patinete, un juego de Lego "para que construya lo que quiera y una botella para el agua" esperaban envueltos bajo el árbol de la casa de esta familia zaragozana, bajo el nombre de Sara. 

"Me he levantado muy nerviosa, a las 07.00 ya estaba despierta. No los he oído por la noche, pero sabía que ya habían venido y que me habían dejado lo que les escribí en la carta, porque ayer -por este jueves- le pregunté a la secretaria de los Reyes Magos si estaba en la lista de los niños que se habían portado peor y me dijo que no", asegura, convencida Sara.

"Es de los mejores días de mi vida"

Quién "sí" aparecía en esa lista era su hermano Pablo, "me lo dijo el secretario de sus majestades durante la cabalgata" -asegura el pequeño-, a pesar de lo que "no me costó nada dormirme porque estaba tranquilo". "Ya comí un trozo de carbón ayer por la tarde, así que esta mañana tenía todo lo que había pedido", dice Pablo Mayayo, a quien le encanta el deporte, sobre todo el fútbol. 

Prueba de ello, sus regalos: "Una pizarra de entrenador, una botella para los partidos, una 'cosa' para mejorar los toques y una canasta enorme que enumera cuántas veces encestas. Estoy súpercontento, es de los mejores días", comenta, feliz, Pablo tras abrir los regalos. 

Una jornada que, además de ser festiva, precede a un fin de semana largo para disfrutar a tope de la magia en forma de regalos que los Reyes Magos han dejado bajo el árbol de todas las casas en las que la ilusión sigue protagonizando el día más emocionante del año.

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