zaragoza
El Cabildo encarga un proyecto para restaurar las cornisas del Pilar tras los últimos desprendimientos
Los Bomberos inspeccionaron ayer con drones las torres de la basílica en busca de desperfectos. La valla instalada en septiembre no se retirará hasta tener unas garantías absolutas de seguridad.
El Cabildo ha encargado un proyecto para rehabilitar las cornisas de la basílica del Pilar tras los últimos desprendimientos, que mantienen vallada una de las torres. Este mismo jueves, un equipo de Bomberos usó drones para sobrevolar la zona y conocer en qué estado se encuentra, un análisis que permitirá determinar en qué puntos se ha de actuar. Guillermo Jariod, técnico de la basílica, confirma que las condiciones climáticas de Zaragoza, marcadas por las altas temperaturas y el fuerte viento, han hecho que la arenisca esté "en exfoliación", lo que hace que haya fragmentos que se desprendan con facilidad.
Esto pudo verse tanto en mayo, con la caída de cascotes de la torre de Santa Leonor desde una altura de 25 metros, como a principios de septiembre, cuando se desprendieron "areniscas" de otra de las cornisas –la situada en la entrada principal, junto al Ayuntamiento–, tras las tormentas registradas los días previos.
Tras el primer episodio, que bomberos y técnicos del área de Urbanismo achacaron a un desprendimiento puntual por la dilatación de una pieza metálica, el Ayuntamiento urgió al Cabildo un plan para revisar todas las fachadas exteriores del templo. Se dijo incluso que una comisión estudiaría su estado, pero menos de cuatro meses después se produjo un nuevo incidente.
El Ayuntamiento actuó entonces de manera subsidiaria para garantizar todas las medidas de prevención y seguridad. Fruto de estos trabajos –que precisaron de autoescalas de prácticamente 40 metros de altura– se retiró una pieza de en torno a 40 kilos que habría quedado custodiada en el Cabildo y que, previsiblemente, volverá a su sitio una vez se acometa el proyecto. En concreto, se quitaron todos aquellos elementos susceptibles de caerse. También se decidió colocar una valla de un color similar al del templo, un elemento que sigue presente en la actualidad y que, según confirmaron desde Urbanismo, no se retirará hasta que haya unas garantías "absolutas".
Este no es, en todo caso, el único incidente registrado en el Pilar, ya que años atrás también se cayó una teja desde una de las cúpulas.
El informe, a finales de año
El propio personal municipal pudo comprobar que el segundo desprendimiento no era como el primero, de ahí que el Consistorio haya optado por no relajar las medidas de seguridad, dado que cualquier elemento, por pequeño que sea, podría provocar graves daños con esa altura y velocidad.
"Hasta hoy se tenía información de una de las torres, pero la inspección de los drones permitirá tener constancia del estado de conservación de las tres restantes", apuntó Jariod. La previsión es que el informe esté listo antes de finales de año y que los trabajos comiencen en cuanto estén todos los permisos, ya que, al tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC), se requerirá la autorización de la comisión provincial de Patrimonio del Gobierno de Aragón. Esto marcará inevitablemente los plazos, sin que por el momento pueda concretarse cuántos meses durarán las obras ni cuándo comenzarán.
Para restaurar la superficie afectada "habrá que rascar la piedra hasta el punto de consolidación". "Posteriormente habrá que aplicar mortero de relleno y, luego, uno de acabado. Una vez hecho esto se utilizará un consolidante y se dará una capa de veladura para igualar la gama cromática", precisó el técnico de la basílica.
La tarea, reconoció, será "complicada", ya que habrá que analizar las piedras "una a una", ver su estado y comprobar hasta qué punto hay que rascar, aplicando más o menos mortero en consecuencia. "A esto hay que añadir que se tendrá que trabajar a unos 32 metros de altura, el hecho de que se tenga que actuar o no en más de una torre y las propias condiciones climáticas de Zaragoza", agregó en referencia a las bajas temperaturas, las precipitaciones y las fuertes rachas de viento que suelen registrarse en esta época del año.
