tribunales 

Juzgados por arruinar a una anciana con alzheimer y a su hijo discapacitado en Zaragoza

Las víctimas perdieron dos pisos en la capital aragonesa, uno en Cantabria, un garaje y todo el dinero del banco

Los acusados, este jueves en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Los acusados, este jueves en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Heraldo

Llevaban una vida desahogada, no tenían ningún aprieto económico y poseían bienes suficientes para afrontar el futuro con tranquilidad. Pero desde que en su camino se cruzaron María Teresa E. S. y Blas L. O., la ruina entró en sus vidas. La Audiencia de Zaragoza juzgó ayer a estas dos personas como presuntas artífices de un engaño continuado en el tiempo que dejó a una anciana con alzhéimer y a su hijo, diagnosticado con un déficit intelectual, prácticamente en la indigencia.

La Fiscalía solicitaba para ambos ocho años de prisión, pero tras escuchar sus testimonios y los de los testigos decidió, al igual que la acusación particular, mantener esa petición solo para María Teresa E. S. y modificarla respecto a Blas L. O., para quien demandó un año de cárcel.

Durante la vista se puso de manifiesto que Blas L. O. conoció a Tomás (nombre ficticio del hijo de la anciana) en 2015 en su bar de la calle de Lacarra de Miguel. Tomás no trabajaba, pero su madre cobraba dos pensiones (la suya y la de viudedad), era propietaria de una vivienda en Madre Vedruna, de un garaje en el parque de Miraflores y disponía también de un apartamento en Noja (Cantabria). Según declaró, un día le dijo que quería vender un garaje y el acusado le puso en contacto con María Teresa E. S., pues sabía que se dedicaba al sector inmobiliario.

La acusada dejó claro en su declaración que ella era «agente inmobiliaria», no Api (agentes colegiados y registrados), y que no tenía ningún título de nada, pero estaba dada de alta como autónoma. La primera venta fue la del mencionado garaje pero, según Maite E. S., un día Tomás le dijo que también quería enajenar el piso de Madre Vedruna, aunque las acusaciones mantienen que fue ella quien lo manipuló para hacerlo.

A su juicio, el hombre no tiene ninguna discapacidad (ahora está tutelado). «Tiene estudios importantes y habla idiomas y es una persona cualificada», afirmó. En su opinión, tampoco Encarna (nombre ficticio de la madre) tenía ningún deterioro cognitivo. «Solo le dolían las rodillas y se movía mal», dijo. Pero acabó meses después en un centro por demencia.

La cuestión es que el 13 febrero de 2018 la acusada vendió el mencionado piso por 184.0000 euros, precio por debajo de su valor. Además, antes lo vaciaron, portes de los que se encargó el marido de la acusada. En ese momento, la mujer hizo un amplio poder (aconsejada por la agente inmobiliaria), para que Tomás pudiera disponer de los bienes. Cuando salieron de Madre Vedruna, Maite E. S. les buscó un alquiler en Sagasta, mientras encontraba otro piso para comprar, que casualmente fue uno propiedad del acusado Blas L. O., situado en Cesáreo Alierta.

Este inmueble lo adquirieron por 100.000 euros, pero también hicieron reformas (a cargo del acusado). «Pero a los tres meses de entrar a vivir me dijeron que no estaban a gusto y se querían ir y también lo vendieron», manifestó la acusada. Durante ese tiempo y hasta que Encarna tuvo que ser ingresada en una residencia por su avanzado alzhéimer, la Fiscalía mantiene que Maite E. S. acompañó muchas veces al banco a Tomás para sacar dinero e incluso para pedir préstamos a su nombre. También cree que fue ella quien lo convenció para vender el apartamento de la playa de Noja. 

La anómala situación fue detectada por los servicios sociales del Gobierno de Aragón, cuando la mujer estaba ingresada en una residencia y sus amigas alertaron de que algo estaba pasando con las cuentas de Encarna. El primer denunciado fue su hijo, por ser quién sacaba el dinero y hacía las ventas, pero finalmente se dieron cuenta de que era una víctima también.   

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión