Del Matadero a la Azucarera: edificios de Zaragoza que viven su segunda vida

Antiguamente, había un matadero en la calle de Miguel Servet, una harinera en San José o una azucarera en el Rabal, espacios que ahora se dedican a otros fines.

Feria de artesanía en el Matadero de Zaragoza.
Feria de artesanía en el Matadero de Zaragoza.
José Miguel Marco

Los edificios también tienen una segunda vida y en Zaragoza hay varios ejemplos de lugares que se construyeron con una finalidad pero que ahora se destinan a algo diferente. Es el caso del antiguo Matadero, situado en la calle de Miguel Servet. Como su nombre indica, en el número 55 de esta vía zaragozana estuvo el matadero municipal entre 1885 y los 70 del siglo pasado. En realidad sigue estando ahí pero ya no se emplea como tal. Actualmente es el Centro Cultural Salvador Allende y en su interior se prestan servicios municipales para el ciudadano. También alberga la biblioteca Ricardo Magdalena, famoso arquitecto zaragozano que construyó este edificio, como tantos otros de la ciudad.

Visitar este edificio es gratuito, ya que es una instalación pública de acceso libre. La entrada se produce por una puerta de piedra en forma de arco y todo el recinto está delimitado por una verja. Tiene una plaza central al aire libre que sirve para distribuir los tres pabellones donde se sacrificaba a los animales, conservados prácticamente igual que en origen.

Uno de los edificios más bellos y sugerentes de Montemolín es el palacio de Larrinaga.
Uno de los edificios más bellos y sugerentes de Montemolín es el palacio de Larrinaga.
Guillermo Mestre.

Muy próximo al antiguo matadero, en el número 123 de la misma calle y en el antes llamado barrio de Montemolín, hay otro emblemático edificio de Zaragoza que esconde una historia de amor. Se trata del Palacio de Larrinaga, una construcción encargada por el naviero vasco Miguel Larrinaga para hacer feliz a su esposa, Asunción Clavero, natural de Albalate del Arzobispo. Por cuestiones laborales, vivieron en Liverpool durante muchos años y, como agradecimiento al esfuerzo hecho por ella de dejarlo todo atrás y acompañarle, Miguel mandó levantar el palacio para poder vivir allí sus años de retiro. Las intenciones eran buenas pero nunca lo llegaron a disfrutar porque Asunción falleció antes de regresar a España. Su viudo, apenado, puso a la venta un edificio que solo tenía sentido para él si era junto a su difunta esposa.

Desde entonces, el palacio fue primero propiedad de la empresa de ascensores Giesa y, después, pasó a manos de los Marianistas que también pusieron a la venta. Actualmente, es propiedad de la Fundación Ibercaja y, desde hace unos años, se ha llegado a un acuerdo con el Grupo Cachirulo para la celebración de bodas. Antes de la pandemia también se ofrecían visitas guiadas al complejo pero se suspendieron y, de momento, no se han vuelto a retomar.

Foto de la Harinera ZGZ
La Harinera ZGZ
L. Ruiz

De Las Fuentes a San José. En la parte alta del barrio, donde en tiempos estuvo una de las zonas industriales de Zaragoza, se ubicaba una fábrica de harinas. Ahora La Harinera sigue estando en esa misma localización (avenida de San José, 201) pero su uso ya no es el mismo. El Ayuntamiento de Zaragoza compró el espacio en 2004, cuando iba a ser derribado para construir pisos. Tras pasar por varias etapas de parón, finalmente, Harinera ZGZ, como se llama oficialmente, se pone en marcha en 2016. Desde entonces, es un espacio de cultura comunitaria, basado en un modelo de gestión participada en el que toman parte Ayuntamiento, el tejido vecinal y los más de 30 agentes culturales, personas, colectivos, asociaciones y empresas que durante el proceso se han ido incorporando a él a través del colectivo Llámalo H.

No todo el complejo de la antigua harinera se ha rehabilitado y todavía se conservan los almacenes en un estado de cierta precariedad. La parte reformada funciona como un espacio de producción y creación, abierto a que los distintos agentes culturales desarrollen sus proyectos.

Casa Solans, en la actualidad.
Casa Solans, en la actualidad.
Heraldo

En la margen izquierda hay otros ejemplos de edificios antiguos a los que se les ha dado una segunda vida. La Casa Solans es uno de ellos. Propiedad del matrimonio Solans-Asín, dedicado a la industria harinera y cuya fábrica se situaba en los alrededores, fue construida entre 1918 y 1921 por el arquitecto Miguel Ángel Navarro, autor también del Mercado Central o del ya citado Palacio de Larrinaga. Tras sufrir un incendio, no fue habitada por su mujer hasta 1926, año del fallecimiento de su marido, quien nunca llegó a vivir en ella.

La Casa de los Azulejos, como también se conocía a esta construcción, se sitúa en la actual avenida de Cataluña 60 y, en aquella época, llamaba la atención en un barrio industrial. El edificio destaca por su cuidada decoración de cerámica vidriada, que combina motivos de estética modernista e historicista muy de moda entonces. Además de emplearse como vivienda, la Casa Solans fue escenario de las fiestas de la burguesía zaragozana de los años 20 y también la empleó el ejército durante la Guerra Civil. Su historia más reciente pasa por un estado de abandono y declaración de ruina en 1995, años de vandalismo y robos, y sede de la Oficina de Naciones Unidas de apoyo al Decenio del Agua desde 2005 hasta 2015. Actualmente, el edificio sigue siendo de propiedad municipal y se emplea para conciertos y otras iniciativas culturales de forma puntual.

Zaragoza Activa, antigua Azucarera Aragón
Zaragoza Activa, antigua Azucarera Aragón
Jorge Conde

La Azucarera y la casa del director son otros dos edificios a los que se les ha dado una segunda vida. Los cimientos de esta fábrica situada en el barrio del Rabal se pusieron en 1893, ocupando una extensión de 4.000 metros cuadrados. En aquella época, los trenes cargados de remolacha llegaban a la cercana Estación del Norte, que hoy en día alberga un centro cívico. La fábrica cerró y en 2010 se convirtió en la sede principal de Zaragoza Activa. Es el corazón del emprendimiento y la innovación de la capital aragonesa, que hace un guiño a su pasado manteniendo todavía las chimeneas de su primera funcionalidad.

La Casa del Director se terminó de construir en 2020 y desde entonces permanece cerrada
La Casa del Director se terminó de construir en 2020 
Toni Galán/Aránzazu Navarro

Entre Zaragoza Activa (calle Mas de las Matas, 30) y la avenida de Cataluña está la conocida como Casa del Director. Como su nombre indica, es una casa construida cerca de la azucarera para servir como vivienda del ingeniero jefe de la fábrica. Este edificio, de vivos colores y fachada industrial típica del siglo XX, cuenta con la catalogación de Bien de Interés Arquitectónico desde 1999 pero durante muchos años ha estado en desuso. En los últimos meses, se ha dado un impulso y, tras un obligado parón por la pandemia, el Ayuntamiento ha trasladado a estas instalaciones los servicios de empleo municipales.

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