Las curiosas manías de los aragoneses al comprar Lotería de Navidad este 2022

Una gran parte de los ciudadanos piensan que determinados hechos proporcionan buena o mala suerte y el momento de comprar un décimo de lotería es uno de ellos.

Administración de lotería número 4, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Administración de lotería número 4, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Oliver Duch

A menos de un mes para el día del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, millones de españoles siguen pensando en lo que harían con los 400.000 euros brutos (328.000 netos) que supone tener un décimo del Gordo. Incluso las personas menos inclinadas a los juegos de azar, que solo compran lotería en esta fecha y quizá con una simple participación, tienen en mente lo bueno que sería contar con tal inyección de fondos para encarar un 2023 que se adivina complicado, según los economistas y estadistas.

Las administraciones de lotería aragonesas que han dado el Gordo en alguna ocasión tienen miles de anécdotas posteriores al día del champán y la aparición en las noticias. Porque mientras la mayoría llega, elige un número y compra, hay otros que buscan una terminación concreta, pero no faltan aquellos que siguen verdaderos rituales.

César Oriol y su madre María Pilar Azagra repartieron la mayor millonada de la historia en 2011 desde la administración número 1 de Grañén (Huesca). “Mucha gente nos pide que le demos un número al azar, que lo tapemos para que no lo vean hasta el día del sorteo y lo meten en un sobre. También nos piden números raros, o fechas de nacimiento” dice Oriol.

José Luis Dessy vendió diez décimos del Gordo en 2017: cuatro millones de euros que salieron de la administración número 2 de Jaca (Huesca). “Aquí algunos no miran el número cuando lo sacamos. La que más piden es la terminación en 13. Otra cosa: al ser un sitio muy turístico, los décimos que salen de aquí acaban por toda España, desde los autobuses de IMSERSO hasta los primeros esquiadores o los que tienen segundas residencias y vienen el fin de semana”.

Dessy revela que “algún año hemos tenido el número que predecía un vidente, y volaba. Como cosa curiosa de esta administración, te diré que encontré una herradura en la punta del pico Monchoya, muy cerca de Broto, y justo ese año toco algún premio de la Lotería de Navidad; creo que fue en 2012 ó 2013. Desde ese año tengo la herradura colgada, y mucha gente pasa el décimo por la herradura”.

Yolanda trabaja en la administración mixta de la Avenida de la Ilustración, 14 de Zaragoza. “He visto que mucha gente las mete al revés en la cartera y no miran el número. También piden las terminaciones del año en el que estamos; en este caso, que terminen en 22; el número 13 también se pide mucho”. En el número 5 de la calle Roger de Flor, en las Delicias, Pilar revela que el 13 también tiene muchos fans. “Bueno, y los acabados en 69. Otra cosa que pasa mucho es que la gente compra el mismo número que se ha llevado el que tenía delante en la fila”.

El rincón de los números feos

En la administración número 22 de Zaragoza, situada en el número 4 de la calle San Ignacio de Loyola, también se dio el Gordo en 2010: 3 millones de euros. “Ha sido una locura con el número que predijo un vidente hace unos días, el 20182; mucha gente ha venido a comprarlo, pero no lo tenemos”, explica Yolanda Delgado, la administradora. “Otros ponen su décimo en un San Nicolás que tenemos y lo pasan como si fuera una bruja. También los hay que pasan el décimo por los muslos o por barrigas de embarazadas. Otros piden números que no tengan ninguno repetido. Y está nuestro rincón del patito feo, claro”.

Ese rincón tiene algo de lógica, por lo de los dos patitos, y un guiño muy curioso al cuento infantil del patito feo que se convierte en cisne. “Nos llamamos la administración de los dos patitos, y en ese rincón hay números ‘feos’, pero al contrario del cuento la gente se lo llevan por ser feos oficiales. Porque esos mismos números, si los dieras directamente, pocos los querrían”, concluye Yolanda Delgado.

En la administración de lotería número 56 (Doña Luisa: en la calle Salvador Minguijón 36, en Las Fuentes), Alejandro Salvador comenta que “hay quienes suman los números del décimo y si da una cantidad redonda, 15 ó 20, lo compran. También se piden mucho los acabados en 13 y 69, pero solo en este sorteo: el resto del año no se venden nada”. Allí se dieron 3 millones del Gordo en 2008.

En la administración número 4 de Teruel (avenida de Sagunto, 9) Mari Carmen Hernández revela que “el 20182 ha ido a pedirlo mucha gente, por lo del vidente, pero de máquina no había disponible ninguno que acabase en 182. También pasa lo de que la gente compra el número que se ha llevado el de delante, y comprar números sin mirar, que entregamos hacia abajo: lo doblan y se lo guardan, a veces junto a la estampita de una virgen”.

La administración de lotería número 1 de Calatayud se hizo famosa en 1992 por dar el Gordo de Navidad. María Carrau apunta que “la gente pide sobre todo las fechas señaladas, y que sumen 13, además de la terminación del año y del número que compran de manera fija de toda la vida. Aquí hay otra tradición: la noche anterior del Sorteo de Navidad vamos van a coger perejil robado; no puede ser comprado ni regalado, hay que robarlo. Como es un delito, se le avisa al señor que le van a robar perejil a su terreno”.

El perejil se pone en una imagen de San Pancracio. “Así -explica María- bendices tu número. No sé exactamente de cuándo es esta tradición, pero yo la he heredado. Por cierto, el perejil se pone en agua y se guarda hasta que se pone feo, no se reutiliza en la cocina. Otros también regalan muérdago, sin robarlo. Se regala antes del sorteo y se guarda hasta el año que viene. No puede tirar, hay que quemarlo cuando te traen otro nuevo para la lotería del año que viene”, concluye María Carrau.

En el Hada de la Fortuna de Huesca (plaza Santa Clara) el nombre del establecimiento ya atrae mucho. “Números feos no quiere nadie, ni repetidos; también se piden boca abajo, o dentro de un sobre, o las terminaciones en 13, 15, 22 y 69. Personalmente, creo que los números están todos en el bombo; es cuestión de suerte, y ya está”, concluye Rocío Arilla. 

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