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Juzgan a un hombre por presuntos abusos sexuales a su hija discapacitada psíquica

La Fiscalía solicita una pena de tres años de prisión, mientras que la defensa reclama la absolución, ya que mantiene que no se ha acreditado de ninguna forma que se hayan producido esos tocamientos

El acusado, al que oculta el rostro para no identificar a la víctima, durante el juicio celebrado ayer.
El acusado, al que se oculta el rostro para no identificar a la víctima, durante el juicio celebrado ayer.
Heraldo

Un hombre fue juzgado ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza como presunto autor de un delito de abusos sexuales a su hija, una joven que tiene 26 años pero una edad mental de tan solo 4 por la discapacidad psíquica que padece.

La Fiscalía solicita una pena de tres años de prisión, mientras que la defensa reclama la absolución, ya que mantiene que no se ha acreditado de ninguna forma que se hayan producido esos tocamientos. De hecho, su cliente declaró que «jamás» tocaría de esa forma a su hija. El acusado, cuya identidad se omite para proteger la de la joven, tiene diagnosticado un trastorno límite de la personalidad pero que no influye en su imputabilidad, según la representante del Ministerio Público.

La chica está bajo la tutela legal de su abuela y desde hace años asiste a un centro ocupacional adecuado a sus características. El 23 de septiembre de 2021, según explicaron las monitoras que la tratan a diario, tuvo una reacción violenta y, en medio de una actividad, se puso a tirar cosas, dar golpes en la mesa y a insultar. Cuando lograron tranquilizarla y le preguntaron qué le pasaba, soltó: «No quiero que me viole más». A pesar de sus grandes dificultades para expresarse, la trabajadora con la que habló logró entender que lo que le hacían (afirmó que le tocaban el pecho y le bajaban los pantalones) y que eso sucedía en casa de su «papá».

Estas afirmaciones dieron origen a una denuncia por parte del centro y una investigación que ha culminado en el juicio celebrado ayer. La joven, con la ayuda de un profesional, declaró ayer ante el tribunal pero dijo no recordar nada.

La Fiscalía se agarró para mantener la petición de pena al testimonio de la abuela, que dijo que la chica en casa lo «cuenta todo como pasó», y al de una monitora que dos días antes vio a padre e hija por la calle caminando con las manos entrelazadas y dándose besos –«como si fueran novios», matizó–.

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