sucesos
El hombre que acuchilló a su madre en una pierna intentó clavarle la navaja en el cuello
La abuela del agresor, de 74 años, se interpuso entre ambos durante el ataque y terminó en el suelo, pero libró a su hija, de 56, de un desenlace más grave
Antonio V. G., de 35 años, llevaba diez meses viviendo con su abuela, de 74, en un piso en la calle de Biescas de Torrero. La convivencia con el nieto era muy difícil por el alto grado de agresividad y los constantes insultos y amenazas que profería contra ella cada vez que le decía algo que le incomodara, como que buscara trabajo. Ante el temor de que pudiera hacerle algo peor, pidió a su hija Nopian, de 56 años, que fuera a vivir con ellos, lo que hizo a principios de octubre. Pero las cosas no mejoraron y el hombre terminó atemorizando e intimidando a las dos mujeres.
Sin oficio ni beneficio, en periodo de desintoxicación de cocaína y heroína, en tratamiento por ansiedad y de carácter violento (ha sido detenido en tres ocasiones por robo, violencia doméstica y resistencia a la autoridad), el pasado 23 de octubre estaba no encajó bien que su madre le dijera que no podía coger el coche porque estaba roto. Peor le sentó que le pidiera que se levantara del sillón e hiciera algo porque estaba todo el día durmiendo. Su reacción fue acusar a las dos mujeres de "amargarle la vida", insultarlas gravemente y romper el mando de la tele y otros objetos de la casa.
Ante la advertencia de la madre de llamar a la Policía si no cesaba en su actitud, Antonio V. G. cogió una navaja de 21 centímetros, siguió a las dos mujeres a la habitación en la que se habían refugiado asustadas por sus gritos y atacó su progenitora dirigiéndole el arma al cuello.
Según consta en las diligencias policiales, la abuela se puso en medio y recibió un fuerte empujón que le hizo caer al suelo, pero evitó que le clavara el filo a su hija en tan vital parte del cuerpo. A cambio, el golpe lo recibió en el muslo izquierdo, a la altura de la arteria femoral. El agresor intentó acuchillarla más veces, pero Nopian se defendió y logró alcanzar la puerta y salir a la calle para pedir auxilio.
El destino quiso que cuando llevaba recorridos unos cien metros y estaba a punto de desvanecerse por la sangre perdida (luego tuvieron que transfundirle dos litros en el hospital), se cruzara en su camino el enfermero de la Policía Nacional Rodolfo Serrablo y le practicara un torniquete que le salvó la vida.
Mientras esto sucedía, Antonio V. G. se marchó del domicilio pero se quedó en el portal en estado de shock, según reflejaron los agentes en su atestado. Al llegar los funcionarios, reconoció abiertamente que había sido él quien había apuñalado a su madre. Les explicó que había discutido con ella y su abuela porque "habitualmente" lo "amenazaban" con avisar a la Policía para contar que él las agrede cuando, en su opinión, eso es "mentira". Por eso había decidido que "esta vez iban a llamar con razón". El autor confeso de la agresión les dijo también dónde había guardado la navaja: en el cajón de un mueble encima de la televisión. Antes, había lavado el arma en el lavabo.
La Policía recogió la navaja para ser analizada y detuvo a Antonio V. G. por un delito de tentativa de homicidio. La instructora del caso, la titular del Juzgado de Instrucción número 6, lo envió a prisión preventiva, donde permanece. Además, emitió una orden de alejamiento que se aplicará en el caso en que salga en libertad provisional, como ha solicitado su abogada Carmen Sánchez.
La Policía hizo constar en su informe que de no ser por la intervención del enfermero es muy probable que Nopian hubiera fallecido. No obstante, todavía están pendientes los informes médico forenses y pruebas como análisis para saber si el investigado es consumidor de drogas.
