La paja, una aliada para el suelo quemado de Ateca

Los terrenos arrasados por el fuego se convierten en un banco de pruebas de técnicas de restauración forestal aplicadas con éxito en otras comunidades.

Un camión descarga paja en la zona afectada.
Un camión descarga paja en la zona afectada.
DGA

Los incendios constituyen una amenaza global para la conservación de los ecosistemas forestales. La degradación de los suelos, el descenso de su fertilidad, la destrucción de su materia orgánica y la modificación de su composición son nocivas consecuencias del fuego. Hace semanas que se pusieron en marcha los trabajos de restauración de los terrenos dañados por el incendio que en julio arrasó más de 14.000 hectáreas en la Comunidad de Calatayud, con origen entre Ateca y Bubierca.

Primero se comenzó, principalmente, con la retirada de madera quemada en los montes y reapertura de caminos y pistas, así como la reconstrucción de fajinas y albarradas -barreras creadas con vegetación y piedra, respectivamente- para frenar la erosión en laderas y barrancos.

Pero entre las técnicas utilizadas se encuentra una novedosa en Aragón: el esparcir paja a modo de acolchado del suelo para así protegerlo de la escorrentía. "Es una técnica innovadora en Aragón, pero que en Galicia, Andalucía y, especialmente, en Estados Unidos se viene haciendo como un sistema rápido para restaurar y evitar la pérdida de suelo y la desertificación", detalla a HERALDO, Miguel Ángel Ena, jefe de servicio de Planificación y Gestión Forestal de la DGA. Explica, además, que "se va a estudiar cómo funciona y luego se podrá aplicar a mayor escala".

Al mismo tiempo, el responsable cuenta que, dentro de las actuaciones, se ha establecido un orden de prioridad en el que se encuentra el seguimiento de plagas, la mejora de infraestructuras y la creación de puntos para la fauna. "Lo más inmediato es restaurar y evitar pérdidas de suelo. Es algo más urgente que la repoblación, que vendrá más adelante, si es necesaria, porque en algunas zonas no se necesitará", argumenta Ena. Pasado un tiempo, otra de las tareas a afrontar será la creación de puntos de agua para carga durante los incendios.

Todas estas actuaciones que han empezado forman parte de una planificación integral. "Al ser un incendio de grandes dimensiones, la parte de estudio y planificación lleva más tiempo", explica Ena, que reconoce que "es un documento vivo", por lo que no están cerrados ni plazos ni un montante económico. Sobre la ejecución, pone un ejemplo ilustrativo: el incendio de Luna, que quemó una superficie similar en 2015.

200.000 euros por proyecto

"A día de hoy seguimos actuando, son ya pequeñas cuestiones y labores de remate", subraya, como "repoblaciones forestales puntuales".

Mientras, algunos de los ayuntamientos de la zona afectada han concurrido a la línea de ayudas que convocó el área de Medio Ambiente de la DGA con un límite de 200.000 euros por proyecto. "Se ha solicitado el máximo para la zona de las cárcavas, para frenar la erosión", indica el alcalde de Ateca, Ramón Cristóbal. "Lo hemos pedido para la zona de Monegrillo y Cocanil, además de ver si puede haber un aprovechamiento forestal", concretaba Manuel Morte, de Moros. En el caso de Bubierca, su primer edil, Antonio Borque, lo descartaba porque la convocatoria no se ajustaba a lo que necesitan.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión