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Condenado por agredir a un taxista en Zaragoza y darse a la fuga con el vehículo

El acusado trató de ocultarse metiéndose en un garaje, pero no tenía carné de conducir y su falta de pericia hizo que chocara con varias paredes.

Uno de los taxis de Zaragoza, ayer en el entorno del hospital Miguel Servet
Imagen de archivo de un taxi circulando por Zaragoza.
Francisco Jiménez

Tremendo susto el que se llevó un taxista de Zaragoza el 17 de septiembre de 2020, cuando un supuesto cliente lo condujo hasta un callejón sin salida del barrio Oliver, le obligó a bajarse del vehículo de forma violenta y terminó dándose a la fuga con él. El fugado intentó ocultarse metiéndose en un aparcamiento privado de la carrera de La Camisera, pero no tenía carné de conducir y su falta de pericia al volante le hizo chocar con varias paredes. La Policía Nacional no tardó en dar con él y detenerlo, comprobando que se trataba de una persona que podía tener sus facultades mermadas.

Por estos hechos fue juzgado hace unos días Sergio G. G., para el que la Fiscalía pedía inicialmente una pena de dos años y medio de prisión y la acusación particular, hasta cinco años. Sin embargo, la defensa propuso su absolución alegando que el encausado es adicto a las sustancias tóxicas y padece una trastorno antisocial de la personalidad que requiere de medicación y tratamiento psiquiátrico en régimen cerrado.

Como recuerda la titular del Juzgado de lo Penal número 6 en su sentencia, los hechos se produjeron de madrugada. En concreto, en torno a las 2.00, cuando    el investigado dio el alto al taxista en la calle Conde de Aranda. En un primer momento, pidió al chófer que lo llevara a Los Enlaces, para, una vez allí, indicarle que su destino era el barrio Oliver. Y así lo condujo hasta la calle de Bartolomé Llorente, donde tras forcejear con el taxista logró arrebatarle su vehículo y marcharse con él.

El acusado declaró en el juicio que no recordaba nada, para admitir después que había alquilado el taxi y lo había llevado hasta Oliver. Eso sí, negó la agresión, el robo e incluso que huyera con el turismo.

Sin embargo, el testimonio de la víctima y de los policías que detuvieron al acusado han servido a la magistrada para condenarlo a un año de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario. La abundante documentación médica aportada por la defensa, a cargo del letrado Rafael Ariza, hicieron que el Ministerio Público y la acusación particular, por parte del abogado Marco Antonio Navarro, modificaran sus conclusiones iniciales y propusieran también el internamiento. Porque todos coinciden en que el encausado sabía lo que hacía, pero no controlaba sus impulsos.

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