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Un acusado de abusos culpa a una niña 10 años y dice que ella le enviaba fotos pedófilas

La Guardia Civil identificó al adulto plenamente por los tatuajes que tiene en su zona genital y una marca en una mano.

El acusado, en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Oliver Duch

Lo habitual en los juicios por abusos o agresiones sexuales es que los acusados nieguen los hechos o digan que las víctimas se los inventan. Pero, este martes, Nelson Arnaldo A. V. fue más allá y no tuvo empacho alguno en culpar a una niña de 10 años de enviarle fotos pedófilas. Incluso señaló al hijo de 8 años de su ahora expareja como la otra persona con la que la niña intercambiaba imágenes porno o, según dijo el encausado, «subiditas de tono».

Nelson Arnaldo A. V. declaró en la Audiencia Provincial de Zaragoza que todas la acusaciones que recaen sobre él y que podrían acarrearle hasta 35 años de prisión son falsas y que nunca le hizo nada a la niña. Negó también haberle remitido vídeos que él mismo se grababa masturbándose o teniendo relaciones con su pareja de entonces, a pesar de que la Guardia Civil lo identificó plenamente en ambas acciones por sus tatuajes en la zona genital las y marcas en una mano. "La niña sí que me envió a mí fotos", insistió.

Pero las pruebas parecen indicar otra cosa, como planteó la Fiscalía y la acusación particular, a cargo del abogado Francisco Sanz Gavín. Los hechos ocurrieron el 29 de agosto de 2019 en el domicilio del acusado. La niña acudió para jugar con su primo, de 8 años, y él entró en la habitación donde jugaban a la Play sentados en una cama. Se puso en medio de los dos y, tras cubrir con una manta a la pequeña, le metió los dedos en la vagina y, además, fotografió la agresión. Luego hizo salir al niño del cuarto y la obligó a hacerle una felación, según declaró la menor este martes ante el tribunal.

La chica, que ahora tiene 13 años, contó que a partir de ahí comenzó a escribirle wasaps y a pedirle fotos y grabaciones suyas de índole sexual y a mandarle imágenes de su pene y otras masturbándose. Siempre le decía que borrase los archivos, se aseguraba de que cuando hablaba con ella estuviese sola y llamaba a sus padres con cualquier excusa para comprobar que no estaban en casa.

"Yo lo hacía porque me obligaba. Le tenía miedo. Me decía que si no me haría otras cosas y también a mi madre", declaró con firmeza tras un biombo. Admitió que tampoco dijo nada a sus padres por "miedo". Pero que cuando el 15 de septiembre su madre encontró una foto en su móvil, le contó lo que le estaba sucediendo. "Se puso a llorar y a temblar. Cuando yo estaba viendo su Whatsapp, él escribió. Le dijo: ‘‘Hola mi amor’’ y le preguntó si estaba sola y le pidió que hiciera 'cosas'. Yo me hice pasar por mi hija, pero creo que se dio cuenta", aseguró.

La madre de la niña ratificó que se asustó al ver la fotografía y que la identificó porque era la ropa interior de su niña. "La dejé ir solo ese día a casa de su primo porque este personaje (Nelson) me insistió muchas veces para que jugaran juntos, porque nunca iba sola a ningún sitio», dijo amargada. Explicó que hacía un mes solo que la niña tenía móvil. «Mi hija dejó de ser alegre, afectuosa y cercana. A partir de entonces ha tenido problemas en el colegio y no quiere salir de casa. Está en tratamiento psiquiátrico y psicológico y ha tenido un intento de suicidio", relató al tribunal. El abogado del acusado le preguntó si se enfadó con su hija: "¿Por qué iba a hacerlo? Una niña nunca tiene la culpa de estas cosas", respondió.

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