circo

Hijo de artistas del circo: "A lo largo del año puedo pisar 9 o 10 colegios diferentes"

En el circo de Fofito viven tres menores que van a clase a un colegio de Zaragoza durante las semanas que el espectáculo permanece en la capital aragonesa.

Giogia, Walter y Johnny Marton, ante la puerta del CPI Rosales del Canal en el que estudian
Giogia, Walter y Johnny Marton, ante la puerta del CPI Rosales del Canal en el que estudian
Rubén Losada

Viven en una caravana y el trapecio es su mejor columpio. Walter, Johnny y Giogia Marton son tres hermanos de 16, 13 y 12 años, hijos de la trapecista y de uno de los hombres de oro del circo de Fofito. Desde que este espectáculo se instaló en Zaragoza para las Fiestas del Pilar, a principios de este mes de octubre, los tres niños van a clase al colegio de Rosales del Canal, donde estudiarán hasta el día 28 de octubre, fecha en la que el circo se irá de la capital aragonesa. En total, tres semanas. 

Su curso escolar siempre es así. Igual que el circo viaja cada mes a una ciudad diferente, ellos cambian también de centro escolar con la misma rapidez. “A lo largo del año puedo pisar entre 9 y 10 colegios, dependiendo del tiempo que estoy en cada sitio” dice Walter Marton, que estudia 4º de la ESO. “La vida es un poco rara porque te mueves mucho, pero es bonito y ves muchos sitios. Lo diferente es que nunca haces amistades fijas”, explica el adolescente. 

En el circo de Fofito viven tres menores que van a clase a un colegio de Zaragoza durante las semanas que el espectáculo permanece en la capital aragonesa.

Para los tres hermanos este colegio zaragozano es diferente al resto de centros a los que han asistido. La razón: “El año pasado ya estuvimos en esta escuela en las Fiestas del Pilar de 2021 y por eso conocíamos a todos los compañeros. Es como estar en tu casa”, dice Johnny Marton, que estudia 2º de la ESO. “Nos hemos reencontrado con nuestras amistades del año pasado, con las que seguimos en contacto durante todo el año. Nos contamos nuestras cosas y cuando vamos a volver a Zaragoza, les aviso”, añade Walter. 

La noticia de su regreso corrió como la pólvora entre sus compañeros, que les prepararon una bienvenida especial. “La acogida fue muy calurosa. El día de su llegada les esperaron en las escaleras para hacerle un recibimiento de estrellas”, recuerda María Gómez, profesora de este centro y tutora de Johnny. “El año pasado nos invitaron al circo para ver un pase especial y se notaba el cariño que todos los compañeros tienen a estos tres hermanos”, añade la profesora.

Walter Marton, de 4º de la ESO, en su clase del CPI Rosales del Canal.
Walter Marton, de 4º de la ESO, en su clase del CPI Rosales del Canal.
Rubén Losada

Coger el ritmo en pocos días

El día a día académico de estos tres niños no es fácil. Al cambio continuo de colegio se suma el de profesores, compañeros y también su adaptación a cada una de las clases, materias y exámenes. “Me cuesta sobre todo ponerme estudiar para los controles”, dice Giogia Marton, la más pequeña de los tres hermanos, que cursa 1º de la ESO. “Lo que más me gusta son las matemáticas y lo que menos el inglés”, añade la adolescente. A sus hermanos mayores les pasa algo parecido: “Intento estudiar mucho pero siempre es complicado”, confiesa Walter. “Es difícil alcanzar el nivel de mis compañeros. Lo que se me da bien es la educación física, asegura Johnny.

Al principio les cuesta, pero luego van cogiendo el ritmo del colegio. Tienen mucha capacidad de adaptación y mucha vida. Es un gusto tratarlos”, afirma la profesora María Gómez. “Les dotamos de todo el material necesario para que sigan las clases, pero no nos da tiempo ni a ponerles notas, por lo que hacemos un informe para los centros posteriores a los que vayan a ir, con el objetivo de que quede constancia de lo que han hecho y por donde van”, explica Nuria Carramiñana, jefa de estudios de secundaria del CPI Rosales del Canal.

Johnny Marton, en su clase de 2º de la ESO del CPI Rosales del Canal
Johnny Marton, en su clase de 2º de la ESO del CPI Rosales del Canal
Rubén Losada

Su capacidad de adaptación y su madurez sorprende a estos docentes. “Al cambiar tantas veces de centro han desarrollado unas habilidades sociales que niños de su edad no poseen, porque tienen que adaptarse a nuevos compañeros y a las necesidades y exigencias de profesorado nuevo cada 15 días”, continúa la jefa de estudios. “Tienen mucha seguridad en sí mismos porque han tenido que madurar a un ritmo mayor. No les queda otra que habituarse a todo” asevera Carramiñana.

Tras la jornada escolar, entrenamiento en el circo

Cuando su jornada escolar termina, los tres niños vuelven a su casa, la caravana del circo que comparten con su padre Giovanni Marton, el forzudo de este espectáculo, su madre, Pamela Diana, trapecista y bailarina, y su pequeña hermana recién nacida, Bella. Allí continúan su formación, pero en este caso, circense. “Ensayamos todos los días con mi padre durante dos horas y media para poder llegar a trabajar juntos en el futuro. Tenemos un número que esperamos poder poner en escena”, señala Walter, que además es técnico de luz y sonido del circo. 

Giogia Marton, de 1º de la ESO, en el patio del CPI Rosales del Canal.
Giogia Marton, de 1º de la ESO, en el patio del CPI Rosales del Canal.
Rubén Losada

Giogia también lo tiene claro: “Cuando sea mayor me gustaría seguir viviendo en el circo y hacer un espectáculo con mis hermanos, pero también uno de contorsión yo sola. Me dan un poco de miedo las alturas y no me planteo ser trapecista como mi madre”, dice la más pequeña. “Yo soy un artista y mis padres son equilibristas. Voy a seguir sus pasos junto con mi hermano”, sentencia Johnny.

Ninguno de los tres cambiaría su vida itinerante por un arraigo más estable en una ciudad. “Vivir en un circo está lleno de aventuras. Viajo por todo el mundo y me siento muy feliz. Tengo planes para el futuro y no pienso abandonar a mi familia que es el circo”, asegura Johnny. “Es una vida como las demás, pero viviendo en una caravana”, añade Giogia. “No me siento sola porque vivo con mi familia, aunque sí que echo de menos tener un grupo de amigos fijo para poder salir a dar una vuelta”, confiesa la más joven de los hermanos. “Es una vida que si te gusta es muy bonita. Es la que me ha tocado y no tengo ninguna queja”, concluye Walter.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión