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Del Huevo y el Pirulí a la plaza del Carbón: los edificios y calles de Zaragoza con apodo

El puente de los Gitanos es el del Emperador Augusto, el Gancho es como se conoce al barrio de San Pablo y prácticamente nadie llama Glorieta Sasera al acceso al Corte Inglés por los cañones.

Miles de zaragozanos apuran las últimas horas del Zaragoza Florece en un parque Grande a rebosar.
El Parque Grande José Antonio Labordeta, en una imagen de archivo
Toni Galan

Aunque a veces sea complicada, la mente del ser humano tiende a facilitarse la vida y cuando se trata de llamar a las cosas sucede que, aunque tengan su nombre oficial, a veces trasciende más el popular, ese fácil que poco más que denomina lo que se ve y es obvio. Así, como en el puente del Emperador Augusto se asentaban familias de gitanos en los años 40 y 50 del siglo pasado, prácticamente nadie lo llama así. Para los zaragozanos, la estructura que conecta las calles de San Juan de la Cruz y Juan Pablo Bonet y que pasa por encima del río Huerva es el puente de los Gitanos. Se inauguró en 1933 y primero se dio a conocer como la vía transversal. Después, se cambió de denominación para homenajear al emperador. Sin éxito, visto lo visto.

Siguiendo con la lista de nombres populares evidentes, el hospital Miguel Servet siempre será la Casa Grande, sobre todo entre los más mayores. Los motivos de esta denominación son obvios. En los años 50 esta era la construcción más elevada en esta zona de Zaragoza. En la misma línea está el Parque Grande, que hasta la construcción del Parque del Agua era la masa verde más amplia de la ciudad. Fue inaugurado en 1928 por Miguel Primo de Rivera, a quien se debe su anterior denominación. Ahora se llama José Antonio Labordeta pero raro es el zaragozano que lo llama por su nombre oficial. Como mucho, se escucha el híbrido Parque Grande José Antonio Labordeta.

Cerca del parque está el Palacio de los Deportes de Zaragoza. Popularmente se le conoce más como el Huevo y, una vez más, es por razones obvias. La forma que hace la cúpula de este gran pabellón y su color blanco tienen la culpa del apodo de este edificio de la calle de Luis Buñuel. Y sin dejar los espacios deportivos municipales, cruzando la avenida de Violante de Hungría está la Hípica u oficialmente el CDM Gran Vía. En este complejo que actualmente cuenta con piscinas, pistas de pádel y de tenis, así como canchas de baloncesto y fútbol sala, se ubicó en tiempo la Sociedad Hípica Zaragoza. Actualmente y aunque hace tiempo que no hay rastro de caballos por allí, se le sigue conociendo por su pasado ecuestre.

Varios de los puentes que cruzan el río Ebro también tienen nombres oficiales y populares. Es el caso del de la Unión, más conocido como el puente de Las Fuentes porque conecta este barrio zaragozano de la margen derecha con la izquierda. Por el material con el que se construyó, el de Nuestra Señora del Pilar siempre será el puente de Hierro y así es como los vecinos de Zaragoza lo denominan.

Nombres marcados por el pasado

Si la evidencia es una de las causas de los segundos nombres citados hasta ahora, el pasado también tiene su peso a la hora de denominar a lugares de Zaragoza. Así, la plaza de Miguel Salamero sigue siendo para muchos la plaza del Carbón. El heroico defensor de la ciudad durante los Sitios nada tiene que hacer contra esas cabezas que siguen con la mente a principios del siglo XIX, cuando los arrieros llevaban el carbón a este céntrico espacio zaragozano para que los empleados del Ayuntamiento lo registraran y revisaran antes de ponerlo a la venta.

Y cómo no, la calle Don Jaime I, llamada así oficialmente desde 1857, todavía es la calle San Gil entre los vecinos más mayores. Es el nombre que recibía antiguamente el tramo de esta vía donde se ubica la parroquia del mismo nombre. Segundas denominaciones como estas afectan también a barrios enteros, como sucede con el Gancho, un nombre tan extendido que hace dudar sobre si es el oficial o no. En realidad, es otra manera de llamar a San Pablo, el barrio del distrito del Casco Antiguo. Este apodo viene de una antigua romería que salía desde la iglesia cuando la zona todavía no estaba ni urbanizada. Quien la encabezaba portaba una hoz o gancho para ir desbrozando y abriendo paso a los integrantes de la procesión.

En el caso de La Almozara, lo que le dio su segundo nombre fue la Industrial Química de Zaragoza, una fábrica instalada en este barrio en 1898 para la fabricación de ácidos y abonos. Durante buena parte del siglo XX a esta zona a orillas del Ebro se la conoció como la Química, pese a que ésta ya ni existe. Actualmente, esta denominación es cada día más residual pero todavía hay quienes la emplean. Desde luego, no tantos como los zaragozanos que se refieren al acceso al Corte Inglés de Glorieta Sasera como los Cañones. ¿Quién no ha empleado alguna vez en este sitio como punto de encuentro? Nada como colocar dos cañones en un sitio para ahorrarle al ciudadano tener que acordarse de un nombre propio mucho más complejo.

La cuesta ‘arrancapedos’, el apodo menos glamuroso

La carretera que sube al Parque de Atracciones desde el Canal Imperial (por el paseo de los Reyes de Aragón) se la conoce de varias maneras y su nombre oficial (paseo del Duque de Alba) no es una de ellas. Lo más común es hablar de la cuesta del Parque de Atracciones, dada su pronunciada inclinación, y también se la conoce como la ‘arrancapedos’. Este apodo tan poco glamuroso se emplea sobre todo en el mundo del deporte, donde también se habla de la cuesta del Legionario, famosa por su dureza y exigencia.

En el barrio de Las Fuentes, unas señoras conversan mientras recogen agua en cántaros. Son de piedra y forman parte de la decoración de una fuente situada en la plaza de las Aguadoras, que es lo que son. Pero para los vecinos también parecen ser unas alcahuetas, ya que así es como se conoce popularmente a este lugar: la plaza (o fuente) de las Alcahuetas.

Este juego del quién es quién de calles y edificios de Zaragoza acaba por todo lo alto, en el Pirulí, con sus 110 metros de edificación y 117 en total, incluyendo el mástil. Durante años fue la construcción más elevada de la ciudad y marcó un antes y un después en su horizonte. Su nombre oficial es Torre de comunicaciones de Movistar y, aunque ya no es la más alta, sigue siendo un referente.

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