"Tener techo y ducha de agua caliente para mis hijas es una bendición"

El programa de Cruz Roja ‘Moviéndonos por el ahorro energético’ ayuda a personas como Leivy Liliana Sierra, que no pueden asumir las facturas de los últimos meses.

Leivy Liliana Sierra, Armando Sierra y Olga Cerrada , esta semana, durante una visita la vivienda de la primera
Leivy Liliana Sierra, Armando Sierra y Olga Cerrada , esta semana, durante una visita la vivienda de la primera
Guillermo Mestre

Leivy Liliana Sierra, una de las usuarias de Cruz Roja Zaragoza del programa ‘Moviéndonos por el ahorro energético’, enseña su último recibo de luz de 135 euros de dos meses, desde mitad de julio a mitad de septiembre. La trabajadora social de la entidad, Olga Cerrada, y el voluntario Armando Gimeno, un jubilado de Endesa para el que el galimatías de estas facturas no tiene secretos, le dan en su casa consejos para que este próximo invierno reduzca al máximo posible el consumo y llegar a fin de mes no se le haga tan cuesta arriba. Lleva alquilada en el piso, en el que vive con dos hijas y una sobrina, desde mitad de julio.

"Hacemos un asesoramiento integral a cada familia. Estudiamos las facturas, sus hábitos de consumo y visitamos las viviendas por si hay algún problema, como electrodomésticos que gastan demasiado, filtraciones de aire por ventanas y puertas, humedades e incluso termos muy viejos en los que hay riesgo de electrocución y tenemos que cambiarlos", dice Cerrada sobre este plan.

En este caso, el coste de 135 euros, según Gimeno, "demuestra que ya está tomando medidas para gastar lo menos posible, no es para nada elevado pensando que era plena ola de calor". Sierra le da la razón cuando cuenta cómo trata de evitar llegar a una cantidad desorbitada. "Siempre lavo por las noches, que es más barato, e intento que todas utilicemos el agua caliente el menor tiempo posible para ducharnos por la mañana". Este verano utilizó un pequeño ventilador portátil en lugar del equipo de refrigeración. No quiere darse de alta en el gas "porque está muy caro, da miedo, ahora sé que cada mes utilizo dos bombonas de butano, con las que cocino, que me cuestan 27,2 euros cada una".

El importe de la factura esperan que se reduzca casi a la mitad ahora que se ha pasado al mercado regulado y que le han concedido el bono social con una bonificación del 70%. "Se puede quedar en unos 40 euros al mes, el mercado regulado se paga mensualmente", estima Cerrada. Sierra también ha instalado por la casa, en la que no tiene calefacción, el kit de eficiencia energética que le ha entregado Cruz Roja, con burletes para la puerta de entrada y las ventanas y un temporizador para el termo de agua.

Experiencia piloto

Esta vivienda es una de las cinco en las que Cruz Roja va a poner en marcha una experiencia piloto para que usen un radiador eléctrico y una estufa halógena. El objetivo, cuenta la trabajadora social, es "controlar si de esta forma consiguen un confort adecuado a un precio al que puedan hacer frente y que les compense".

Sierra está encantada con el hogar en el que vive desde el pasado julio. "Tener un techo y una ducha de agua caliente para mis hijas es una auténtica bendición", asegura. Llegó a España en diciembre hará tres años huyendo de la guerrilla de su país, Colombia, con dos de sus hijas, "la mayor se quedó allí y ya me ha hecho abuela, soy una madre soltera". "Mi hermano desapareció y mi madre no ha parado de buscarlo, es una mujer muy guerrera, pero yo no quiero para mis hijas ese ambiente violento", asegura.

Pidió asilo político y dentro del programa de protección internacional lleva ya dos años en Zaragoza. Hasta ahora había compartido casa con otras personas y actualmente trata de vivir de manera independiente, aunque con su trabajo como autónoma tiene que hacer muchos números y pedir ayuda. "Siempre hay una oportunidad para remontar e ir a mejor, en Zaragoza he encontrado calor de hogar", concluye con toda la esperanza puesta en el futuro.

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