feria del pilar

Puerta grande al futuro de Fran Fernando

El novillero zaragozano impacta y corta tres orejas en el festejo sin caballos que ha inaugurado la Feria del Pilar. Aarón Palacio e Ignacio Boné también se reparten sendas orejas. 

Fran Fernando da la vuelta al ruedo tras cortar una oreja a su segundo novillo.
Fran Fernando da la vuelta al ruedo tras cortar una oreja a su segundo novillo.
francisco jiménez

Desde Pedrito de Portugal no se veía algo igual en una sin caballos”, cuentan los que vieron a ambos. Y me lo creo… Las tres orejas cortadas por Fran Fernando no alcanzan a describir lo vivido este sábado, en la final de las escuelas taurinas que inauguró la Feria del Pilar. El novillero zaragozano cayó de pie en Zaragoza, con dos faenas tan distintas como apasionantes, y abrió la puerta grande hacia el futuro. Hacia el suyo y hacia el de una fiesta, la de los toros, que necesita más tardes como la de este sábado.

La Misericordia se puso guapa para ver para ver a tres jóvenes -el triunfador, Ignacio Boné y Aarón Palacio- con mucho que decir en esto. Vinieron los de Villamayor de Gállego, los de Banastás, los de Huesca capital… los que llenaron un cuarto de la plaza y salieron toreando al ritmo de Fran Fernando.

El pupilo de Miguel Cuartero se ganó la salida a hombros cuajando a su primer novillo; pero fue después, con la soltura que da el esportón lleno, cuando nos enseñó que también sabe romperse e impactó de verdad. Qué despacito toreó por ambos pitones. Qué relajo. Qué naturalidad. Qué alegría ver la plaza así…

Fran Fernando tiene gracia, pellizco. Vaya la que formó. Y más que pudo ser si no llega a emborracharse de las embestidas de un animal de Hermanos Boyano que tuvo clase, profundidad y duración. Tanta, que el chaval se pasó de faena y terminó rebajando una atmósfera que, de acertar con la espada, le hubiese pedido el rabo.

Todo quedó en una oreja. La tercera contando las dos anteriores, cobradas tras cuajar otro gran novillo de Hermanos Boyano. Faena variada y con gusto. De principio a fin. Desde las arrufinas iniciales hasta el cierre por manoletinas, pasando por una notable tanda de naturales en los mismos medios. Templado. Estético. Solvente. La fiesta necesita un puñado de jóvenes así, y otros tantos como su amigo Aarón Palacio.

El segundo alumno de la Asociación Mar de Nubes trajo el toreo elemental, de corte más clásico, pero sin acabar de acoplarse con el peor lote. No nos lo sirvió pronto y en la mano, como otras veces. Quedamos con ganas de contagiarnos de ese relajo, de esa templanza, en una faena rotunda de verdad.

Todo quedó en destellos sueltos, en pasajes que demostraron que hay torero, y en una oreja que lo equiparó numéricamente a Ignacio Boné, salido de la Escuela Taurina Oscense que ahora dirige Ricardo Aguín ‘el Molinero’.

Ante su primero, al que cortó su único trofeo, Boné alternó lances templados con algunos enganchones. La escasez de fuerzas del animal le impidió bajar la mano, y en la media altura estuvo resolutivo.

Después, con el que hizo de cuarto, basó la faena en la izquierda pero no terminó de lucir la clase que había enfrente. Más cantidad que contenido; más voluntad que estética. Y así llegó a escuchar a dos avisos: uno antes de entrar a matar y otro tras enterrar una buena estocada al encuentro.

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