Antón Castro: "Zaragoza es la ciudad de mi vida. De ella me gusta hasta la locura del cierzo"

El periodista de HERALDO y escritor gallego afincado en Zaragoza desde 1978 recibirá el próximo 8 de octubre la distinción de hijo adoptivo de la ciudad.

Antón Castro, con el paseo de la Independencia al fondo.
Antón Castro, con el paseo de la Independencia al fondo.
José Miguel Marco

Un zaragozano más. Ilusionado por la decisión del Ayuntamiento de reconocer su vínculo con la capital aragonesa con la distinción de hijo adoptivo, el periodista y escritor Antón Castro hace casi una declaración de amor por Zaragoza. "Es la ciudad de mi vida, de mi memoria, de mi formación", dice.

Antonio Rodríguez Castro, conocido como Antón Castro (Santa Mariña de Lañas-Arteixo, La Coruña, 1959), tiene una amplia trayectoria en los medios de comunicación desde que llegó a Zaragoza en 1978. Pasó por el ‘El Día’, donde fue jefe de cultura, formó parte de la primera redacción de ‘El Periódico de Aragón’ e ingresó en 2001 en HERALDO. Además, ha colaborado con Antena Aragón, RTVA y Aragón Televisión y ha publicado más de una treintena libros de narrativa y poesía. Tiene numerosos premios, como el Nacional de Periodismo Cultural.

Tras conocer que va a recibir esta distinción, recuerda sus inicios en la literatura y el periodismo en Zaragoza, actividades que hasta ese momento nunca se le habían pasado por la cabeza. «Vine en 1978 y me encontré con una ciudad hospitalaria, de la medida del hombre, la ciudad de los tres ríos, la ciudad que invita a soñar, y me he sentido muy cómodo en ella», afirma. Comenta que ha podido volver a Galicia todos estos años. «Pero había echado raíces tan hondas que me he sentido un zaragozano más, un aragonés que nunca renunció a Galicia», afirma.

«Zaragoza me abrió las puertas hasta de mí mismo –afirma– y aquí, con la añoranza inevitable de alguien que creció a la orilla del mar y bajo tantos días de lluvia, he sido y soy muy feliz. En la calle, en los diarios, en la televisión, rodeado de un sinfín de amigos que ya son paisanos más que vecinos».

Dice que de Zaragoza le «asombra todo»: sus edificios, sus parques, sus museos, su historia y sus personajes. «Me gusta hasta la locura del cierzo», dice. "Este galardón, que me ha cogido a contrapié y por sorpresa por entero, me colma y me llena de ilusiones y me obliga a un compromiso aún mayor con la ciudad". "Miro a los distinguidos y mi orgullo y mi gratitud y mi emoción aún crecen un poco más", concluye.

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