tribunales

Una banda se enfrenta a un siglo de cárcel por traficar con mujeres y prostituirlas en Zaragoza

La Audiencia juzga a 13 presuntos miembros de una red que traía a Zaragoza a jóvenes de Nigeria a través de Mali, Libia e Italia.

El juicio contra los trece acusados se celebra toda esta semana en la Audiencia de Zaragoza.
El juicio contra los trece acusados se celebra toda esta semana en la Audiencia de Zaragoza.
Francisco Jiménez

La Audiencia de Zaragoza juzga desde ayer a 13 personas –ocho mujeres y cinco hombres, todos de origen nigeriano– por presuntos delitos de trata de seres humanos, blanqueo de capitales e inmigración ilegal, por los que se enfrentan a más de un siglo de cárcel. Todas formaban parte de una red organizada dedicada a captar mujeres en Nigeria a las que, aprovechándose de su precaria situación económica, les ofrecían trabajo en España, según la Fiscalía, que pide para los acusados 104 años de prisión.

La banda les facilitaba el traslado a través de Mali y Libia y, desde este país, llegaban en patera a Italia donde eran recogidas por los traficantes. La propia organización se encargaba de financiar los gastos del viaje y la estancia, costes que, una vez en Zaragoza, les informaban de que ascendían a cantidades de entre 20.000 y 35.000 euros que debían pagar ejerciendo la prostitución en la plaza de Roma. Para doblegar su voluntad, las sometían a rituales de vudú o ‘juju’, creencias religiosas muy interiorizadas por la población nigeriana con las que logran infundirles miedo tanto a ellas como a sus familias. De esta manera, las tenían bajo su dominio y control.

Entre las principales acusadas figuran las hermanas Nancy O. y Sandra O. Para la primera la Fiscalía pide 17 años y medio de cárcel y 14 para la segunda. Seis víctimas, que hoy comparecerán en calidad de testigos protegidos, declararon en su día que las dos hermanas (y otras tres mujeres llamadas Cynthia O., Anabel I. y Mercy E., ahora en paradero desconocido) actuaban como ‘madames’. Según la investigación, a ellas entregaban sus ganancias semanales, dinero que luego la red movía a través de cuentas ‘mula’ para ocultar los importantes ingresos generados por la explotación sexual de las mujeres, una de ellas menor cuando llegó a España.

La Policía pudo comprobar que, en apenas seis meses –de diciembre de 2016 a julio de 2017– siete de los implicados hicieron un total de 1.182 movimientos bancarios (entre envíos de remesas e ingresos en sus cuentas) por importe de 361.455 euros. Con ello    buscaban ocultar el origen ilícito del dinero y reintroducirlo blanqueado en el circuito económico.

La primera sesión del juicio estuvo dedicada íntegramente a la declaración de los acusados, los cuales negaron todos los hechos    e incluso que se conocieran entre ellos. «Algunos me suenan de verlos por las calles del barrio (Las Delicias) por ser vecinos y de Nigeria», declaró Nancy O., afirmación que repitió la mayoría. Ninguno conoce tampoco a Charles E., pastor de la iglesia a la que asiste su comunidad y también acusado. Tan solo una encausada, Agkube O., asistida por la abogada Laura Vela, admitió que se dedica a la prostitución y atribuyó la denuncia contra ella a una chica que fue su amiga y luego la denunció porque «la Policía le ofreció darle documentación» si decía que Anabel I. o ella eran sus ‘madames’. Los letrados de los acusados, entre ellos Olga Oseira, José Luis Melguizo, Carlos Castillo o Carlos Giménez, piden su absolución.

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