patrimonio

Nueva oportunidad para uno de los artesonados más valiosos de Aragón

El Ayuntamiento destina 63.000 euros a la restauración de la techumbre del siglo XV de la antigua casa de Gabriel Sánchez, que hoy -amputada- decora una sala del palacio de Montemuzo.

El artesonado debió hacerse en los últimos años del siglo XV.
La techumbre que hoy se ve en Montemuzo está datada en los últimos años del siglo XV.
Heraldo

"Su conservación es muy deficiente. La policromía se encuentra en un estado de deterioro muy grave (…) con pérdidas de soporte como molduras, elementos pinjantes, ataque xilófago...". Esto se lee en el informe municipal que justifica la intervención en la techumbre de la casa de Gabriel Sánchez, recolocada hace 30 años en la hemeroteca del palacio de Montemuzo.

Se trata de una valiosa joya patrimonial de finales del siglo XV (se data entre 1492 y 1515), a la que los expertos dan la misma relevancia que a los artesonados del salón del trono del palacio de La Aljafería. Esta techumbre se salvó, casi de casualidad, en 1970 tras cuatro largos siglos sin saber apenas de su existencia. En unos meses volverá a lucir como merece tras un ambicioso proceso de restauración que no puede asumir el servicio de talleres y brigadas municipal, por lo que el Consistorio ha sacado a concurso los trabajos de limpieza y restauración por valor de 62.617 euros.

Un detalle del techo que puede verse en la platnta superior del palacio Montemuzo.
Un detalle del techo que puede verse en la planta superior del palacio Montemuzo.
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El mal estado del antiquísimo artesonado se debe a que en su día se recolocó en la sala de la hemeroteca "sin haber sido restaurado previamente", explica el informe. (No se trata, ojo, de los techos de las salas de exposiciones, que son del siglo XVIII y proceden del palacio de Aytona, sino de la sala superior donde se guardan los microfilmes). Además, esta joya nunca ha recibido el mimo debido, pues si se echa la vista atrás, está documentado que para ‘encajarlo’ en su nueva ubicación hubo de amputársele hasta doce casetones. En 1994 denunció la "tropelía y sinrazón" la profesora de Historia del Arte de la Universidad, Carmen Gómez Urdáñez, que puso de ejemplo cómo nadie cercenaría un cuadro para ajustarlo a un espacio en la pared. Abrió el debate también de si un forjado acasetonado de una sala del siglo XV puede ser considerable como una mera decoración separable del resto de la estructura. Años más tarde, algunos de estos casetones 'reaparecerían' en el edificio de Pontoneros.

Pero, ¿cuál es la historia del artesonado que nos ocupa y cómo fue redescubierto hace ahora medio siglo? Este artesonado era originario de la casa de Gabriel Sánchez, que fue tesorero real y persona de confianza del rey Fernando II. El entramado de madera debía pertenecer a la sala principal de su vivienda, que mandó construir en los últimos años del siglo XV, justo cuando se estaba acabando la obra del palacio real de La Aljafería. No en vano, son muchísimas las semejanzas entre las dos techumbres, tanto en dimensiones como en diseño y -se dice- nunca antes en Aragón se habían construido este tipo de casetones a la moda renacentista italiana, porque aquí era más habitual desplegar vigas y hacer forjados enmaderados más elementales, sin tantos volúmenes y menos pintura aún.

La noticia del hallazgo el 30 de octubre de 1970.
La noticia del hallazgo el 30 de octubre de 1970.
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La casa-palacio de Gabriel Sánchez debía estar ubicada en el centro de Zaragoza, en el ‘barrio de la Seo’, en un gran solar junto a la calle Alfonso (posteriormente se conoció como palacio de Torrellas y hoy pasaje del Comercio). De hecho, el techo fue rescatado en 1970 cuando se hacían obras para derribar un inmueble en el entorno de la calle de Forment esquina con Santiago. Aquel edificio, que había sufrido mil y una transformación con el paso de los años, estaba deshabitado, ocupado por familias de pocos recursos y se iba a demoler para adecentar los accesos al Pilar. Bajo un falso techo, sorpresivamente, apareció la obra en perfecto estado de conservación y se catalogó de inmediato como "de gran valor artístico", dado que combina elementos renacentistas y mudéjares. "Al derribar un edificio aparece un antiquísimo artesonado aragonés. Estaba oculto por el cielo raso de varias habitaciones y su valor es incalculable", titulaba HERALDO, que fue el primer medio en dar a conocer la noticia del hallazgo de esta gema ilustrativa del paso del estilo gótico tardío al renacentista, manteniendo la herencia islámico-mudejar.

El Ayuntamiento, de inmediato, paralizó los trabajos de derribo y puso el hallazgo en conocimiento del Ministerio de Información y Turismo, para que este lo peritara, desmontara y lo conservara debidamente. Sin embargo, una vez ‘rescatado’, todos volvieron a olvidarse de la techumbre que pasó más de veinte años durmiendo el sueño de los justos en los almacenes de La Aljafería. Buena parte de esta historia puede consultarse en la obra ‘La techumbre de la casa de Gabriel Sánchez’, de la profesora Carmen Antolín Coma, que está disponible en pdf en la web del Consistorio.

La forma en la que se guardó en artesonado en La Aljafería.
La forma en la que se guardó en artesonado en La Aljafería.
Ayto. Zaragoza/Carmen Antolín

Está documentado el desmontaje y el traslado en 1971, pero hasta 1993 cuando se decide que se va a instalar en el palacio de Montemuzo (la actual sede del Archivo Municipal fue adquirido por el Ayuntamiento en 1985) no hay nuevas noticias. Allí se instaló parte de la estructura, diez vigas grandes y cuarenta pequeñas (conforman cuatro calles con nueve plafones en cada una), pero se ‘ajusticiaron’ otros doce casetones porque, simplemente, no cabían. "El espléndido artesonado, además de recortado, ha sido encorsetado por la instalación bibliotecaria", decía HERALDO en 1994, dado que la escalera y el piso superior de la sala de hemeroteca impide una perfecta visión de esta perla patrimonial.

Urgencia y oportunidad

La presente intervención de urgencia, que se prolongará durante unas 14 semanas según el pliego de condiciones, se centrará en las vigas maestras o jácenas, "con el fin de evitar con el paso del tiempo la total desaparición de la escasa policromía conservada", explica el concejal de Urbanismo y Equipamientos, Víctor Serrano, que destaca el "artesonado de alto valor histórico, cultural y patrimonial para la ciudad". Fuentes municipales confirman que las "malas condiciones de climatización del edificio" han conllevado un deterioro acumulado y que los "humos grasos de antiguos sistemas de iluminación" también contribuyeron a su deterioro. 

En consecuencia, ahora se llevará a cabo "un tratamiento sobre el soporte de madera, con la desinfección y desinsectación, la colocación de refuerzos, la consolidación de las grietas, el refuerzo del reverso de las tablas y la reintegración volumétrica", explican los técnicos de Patrimonio. Por otro lado, se actuará sobre la policromía para consolidar los restos y redescubrir algunos detalles de la pintura renacentista, entre los que se adivinan jarrones y elementos vegetales (hojas de cardo, granadas, racimos de uva, flores) en color ocre o negro, así como motivos de granadas y piñas que auguran fortuna.

El techo del Centro de Patrimonio Cultural, con nueve casetones restaurados.
El techo del Centro de Patrimonio Cultural, con nueve casetones ya restaurados.
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¿Cuál será el aspecto final de los casetones? Probablemente, muy parecido a los que pueden verse en el Centro de Patrimonio Cultural de Pontoneros, el antiguo cuartel de Sangenis. Hasta allí se llevaron, esta vez sí, restaurados nueve de los doce casetones amputados y decoran la zona noble del edificio de Madre Rafols. Fue en el año 2001 cuando se adecuó la mitad del edificio al uso que ahora tiene y la entonces arquitecta municipal Úrsula Heredia decidió instalar en una de sus dependencias varios elementos del artesonado de la casa de Gabriel Sánchez. 

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