Las polillas hacen su agosto (literal) en Zaragoza

En los últimos días se ha apreciado un aumento notable en la presencia de estos lepidópteros en los domicilios zaragozanos, un clásico veraniego que cobra fuerza en este 2022 

Un ejemplar de polilla de la ropa.
Un ejemplar de polilla de la ropa.
H. A.

“Estamos en la época: agosto, calores… la abundancia de lepidópteros es algo normal, y entiendo que llame la atención, pero no es nada alarmante. Se trata de un asunto de ciclos biológicos, que conllevan a veces situaciones explosivas según el contexto”. Antonio Melic, aracnólogo y presidente de la Sociedad Entomológica Aragonesa (SEA), quita hierro al fenómeno de proliferación de polillas de la ropa y la harina que se viene observando en los últimos días en hogares de toda Zaragoza, y que constituyen una sorpresa desagradable cuando aparecen en bandada en terrazas, salones o despensas. El peligro real de las polillas es para la ropa y ciertos tejidos, de los que se alimenta la variedad más común, además de ciertos alimentos típicos de la despensa. En este caso, la molestia visual tiene el añadido de un coste económico.

Víctor Redondo, especialista zaragozano en lepidópteros e igualmente afín a la SEA, apunta que “este fenómeno ocurre generalmente con las variaciones climáticas, sobre todo si conlleva calor y lluvia. La gente habla de plaga cuando aparecen muchas, pero realmente no debe llamársele así, porque pasados unos días desaparecen, normalmente con el cambio de las condiciones climáticas y la llegada del frío. Obviamente, es un impacto encontrarlas, pero ocurre casi todos los años”.

Redondo aclara que en España hay casi 5.000 especies identificadas de lepidópteros, y que la mayoría son polillas nocturnas. “Las más comunes son de más bien pequeñas, de unos dos centímetros de envergadura; afectan a los tejidos o bien se alimentan de harinas, pero no son un peligro para los humanos. Tan solo unas 200 especies de esas casi 5.000 son mariposas diurnas de las que vemos habitualmente”.

Polilla pegada al limpiaparabrisas de un vehículo.
Polilla pegada al limpiaparabrisas de un vehículo.
M.M. M.

Condiciones coadyuvantes

Javier Lucientes es catedrático de Patología Animal en la facultad de Veterinaria de Zaragoza, y este verano ha cumplido 20 años al frente curso de verano sobre entomología y control de vectores de la Universidad de Zaragoza, celebrado en Grañén. “Es bueno recordar que las polillas son compañía habitual desde siempre, y tienen sus tentaciones: en las despensas les encantan los restos de pasta, harinas o pan, por ejemplo, y a otras les van la lana o la fibra de papel. El calor sincroniza su desarrollo, aunque dentro de las casas la temperatura está más regulada y su incidencia en el fenómeno es menor. Las habitaciones con mucha ropa almacenada también son proclives a la aparición de polillas”.

Trampa adhesiva para polillas en un domicilio zaragozano.
Trampa adhesiva para polillas en un domicilio zaragozano.
H. A.

Lucientes también recuerda que el aumento en la presencia de insectos va de la mano con la época veraniega. “En el caso concreto de las polillas, su comportamiento es de poner los huevos en lugares donde saben que las larvas tendrán alimento. Recuerdo el caso de una plaga increíble que sufrió un señor por dejarse un saco de pienso abierto en el patio; eclosionaron muchísimas polillas a la vez, y como las condiciones meteorológicas eran muy homogéneas, aquello duró toda una semana. durante una semana sin parar. Dependiendo de la temperatura de la calidad y cantidad de alimento, tejen un capullo en rincones escondidos, como pliegues de ropa o fondos de despensa. Los destrozos los hacen las larvas; los ejemplares adultos no hacen daño alguno, pero son los que vemos”.

Un vistazo a las variedades más comunes

Las polillas (también conocidas como palomillas o heteróceros) vienen a ser todos los lepidópteros que no son mariposas: la mayoría están en el suborden glossata, caracterizado por tener una probóscide que se enrosca, llamada espiritrompa: es un órgano bucal alargado que les sirve para succionar alimento. Las polillas tienen antenas plumosas, más gruesas que las de las mariposas, y las alas cubiertas por escamas.

Están presentes en todo el planeta, con la excepción de la Antártida. Las más comunes en España son la llamada polilla de la ropa (tineola bisselliella) que prefiere espacios oscuros y húmedos. Las larvas son de color beige, con la cabeza de tono café, y tienen un tamaño pequeño, poco más de un centímetro de largo, que llega al centímetro y medio en los ejemplares adultos de color marrón. Devoran las legumbres los cereales y tejidos como lana o algodón. La polilla india de la harina o polilla de la despensa tiene un tamaño parecido a la de la ropa, tanto en estado larvario (donde presentan una tonalidad blanca) como en la edad adulta, cuando se tornan grisáceas.

Entre las variedades más espectaculares destaca la llamada polilla fantasma o bruja blanca, que tiene una envergadura de casi 30 centímetros con las alas extendidas; no está en España y su hábitat natural se encuentra en selvas y bosques de toda América.

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