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Tres jóvenes niegan ser los autores de la paliza sufrida por un militar y su novia en Calatayud

El hombre, de 37 años, ingresó en el hospital Ernest Lluch con varias fracturas craneales. Además de su pareja, dos amigos resultaron también lesionados.  

La agresión se produjo a la salida de este pub de Calatayud.
La agresión se produjo a la salida de este pub de Calatayud.
Macipe

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Calatayud acaba de dar por concluida la investigación por la paliza sufrida por un militar y su novia a las puertas de un bar de Calatayud, agresión en la que también resultaron lesionados dos amigos del primero. Por estos hechos fueron detenidos tres jóvenes de origen rumano: alguno reconoce que estaba allí, otros ni eso. Pero todos niegan ser los autores de los golpes y patadas que obligaron a asistir a las cuatro víctimas en el Hospital Ernest Lluch de la capital bilbilitana.

Las explicaciones y coartadas de los encausados no han convencido a la Fiscalía, que está segura de que fueron ellos quienes agredieron al grupo de amigos y solicita penas que suman 14 años de prisión, así como cerca de 40.000 euros en indemnizaciones. A la hora de señalarlos, el Ministerio Público se ha apoyado sobre todo en la declaración de la novia del militar, que desde el primer momento dijo que conocía a sus atacantes. Es más, la joven explicó que además de los tres investigados había «como mínimo» otros dos implicados en la paliza. Sin embargo, no ha sido ponerles nombre y apellidos y no se sentarán finalmente en el banquillo de los acusados.

Los hechos se remontan a la madrugada del 28 de julio de 2019, pero han pasado más de tres años y todavía no está claro cuál fue el detonante de la violenta agresión. Aquella noche, el militar, nacido en Melilla hace 37 años, y su pareja, una bilbilitana de 30, habían salido de fiesta con un par de amigos, ambos de 28 años. Sobre las 6.00, los cuatro se encontraban en el paseo Cortes de Aragón, a las puertas del pub Australian, cuando los tres investigados se encararon con ellos.

En un primer momento, la agresión fue solo verbal. Pero los atacantes pasaron enseguida de los insultos a las manos y cuando quisieron darse cuenta varias de las víctimas estaban encajando golpes en el suelo.

Fracturas craneales

La casualidad quiso que una patrulla del 091 que se había desplazado a otro bar de la misma calle porque había saltado una alarma se encontrara de repente con la trifulca. Lo primero que vieron los agentes fue a un varón tirado en el suelo al que otro le estaba asestando una patada en la cabeza. Los funcionarios acudieron rápidamente a socorrer a la víctima, que resultó ser un militar destinado en Calatayud, al que detectaron después varias fracturas craneales de las que tardó un año en recuperarse. Su agresor, al ver a los policías, se echó a correr, sin que pudieran darle alcance.

La novia del agredido explicó a los agentes que, sin saber por qué,    varios jóvenes habían empujado  a su pareja hasta tirarla al suelo, donde le propinaron la paliza. La chica presentaba también heridas en las piernas, por lo que ambos fueron trasladados en ambulancia al hospital de Calatayud. Pero los otros dos amigos de la pareja también habían resultado lesionados: a uno lo encontraron tirado al comienzo de la calle Galdar con una brecha sangrante en la ceja izquierda. Según explicaría este a los policías, salían del pub cuando el grupo de rumanos    comenzaron a increparlos «sin motivo aparente». El joven encajó un fuerte puñetazo en la cara y trató de ponerse a salvo, pero cayó desplomado a solo unos metros.

La cuarta víctima fue otro joven que también presentaba heridas sangrantes en el rostro y que aseguró que sus agresores eran un grupo de alrededor de ocho personas.

Con los datos facilitados por la novia del militar y tras practicar una serie de pesquisas, la Policía Nacional logró detener a tres de los presuntos atacantes: Sebastián C. G., Denis D. B. y Daniel M. C., de entre 24 y 25 años. Cuando declararon en sede judicial, los tres negaron haber participado en la paliza. Pero Sebastián C. G. dio un dato que podría arrojar algo de luz en lo sucedido: el militar había estado saliendo con su hermana tiempo atrás y en alguna ocasión habían tenido algún encontronazo.

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