Otoño en el mes de agosto en la plaza de Aragón de Zaragoza
Los árboles de la plaza de Aragón han empezado a desprenderse de sus hojas.

Queda un mes para la llegada del otoño, pero si no fuese por el calor, algún despistado pensaría que ya estamos en octubre. Y es que los árboles de la plaza de Aragón de la capital aragonesa tienen un color un tanto otoñal y algunos, ya se están desprendiendo de decenas de hojas. El calor, que ha azotado con intensidad a Zaragoza desde el mes de junio, es una de las principales causas.
Cuenta de ello se han dado los viandantes que todos los días cruzan con prisa el paseo de la Independencia. También los jubilados que se aferran a diario a uno de los bancos que están refugiados por la sombra. Andrés Barril tiene 90 años y es uno de los ancianos que todos los días pasa unas horas sentado en el centro viendo el trasiego de gente sin dejar pasar ni un solo detalle. "Entre el calor que hace y la contaminación que hay en esta zona, es normal que las hojas estén secas y se caigan al suelo. Es demasiado pronto para que pase y eso que los riegan todos los días, que lo veo yo. Si no fuese así, estarían muertos", asegura mientras señala un par de árboles 'pobres' y la parada más cercana del autobús urbano.
Emeterio Millán, sentado en el banco de al lado, es otro de los fijos en la 'tertulia' de las mañanas de la plaza de Aragón. Vive en la calle Miguel Servet y todos los días camina hacia el centro de la ciudad donde se encuentra con sus amigos. "Podría decir que nunca había visto algo así tan pronto. Las hojas están quemadas por el calor que ha hecho todo este verano. Los árboles que están refugiados por la sombra de los edificios están sanos", reconoce este anciano de 88 años.
Incluso un trabajador del servicio de limpieza que este viernes retiraba las hojas de las aceras del centro de la capital asegura que no es algo habitual. "Nunca antes había visto algo así para estas fechas. Suele suceder a finales de septiembre o octubre", asegura.
Desde el Ayuntamiento de Zaragoza señalan que es "perfectamente normal", teniendo en cuenta que ha habido días de "tormenta y viento" y que "el calendario de los árboles, más allá del calor o no calor, les dice que llega el otoño".
"Los árboles que hay en el centro de Zaragoza necesitan mucho agua para vivir y, en un intento desesperado de sobrevivir, sueltas las hojas", explica Paco Iturbe, de Ecologistas en Acción, que asegura que los árboles de Independencia no soportan las temperaturas extremas de la capital aragonesa. "Los tilos son una mala elección para nuestra ciudad, donde hace mucho calor en verano y mucho frío en invierno", argumenta
Enmanuel Damoc, dueño de la floristería Sayde -que también trabajan en jardinería-, detalla que uno de los problemas que se cometen, y que pueden explicar el estado de los árboles en algunas zonas de la ciudad, es el momento seleccionado para encender los aspersores. "Hay que regar por la noche y suelen hacerlo por la mañana. Es un error porque el agua se caliente y los árboles y plantas se cuecen", argumenta.
"Para que vuelvan a su estado natural, deberían de mejorar la automatización del riego. Es verdad que el calor y la sequía afectan, pero es fundamental tener en cuenta las horas a las que se abre", asegura Damoc.