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Duro golpe al tráfico de cocaína en Aragón: el clan de los dominicanos responde ante la Justicia
Seis meses de 'pinchazos' telefónicos, trece detenidos, más de once kilos de cocaína ocultos en una 'caleta'... Son solo algunos de los números de la operación Chacal, que puede acabar en 166 años de prisión.
La operación Chacal de la Policía Nacional permitió acabar en octubre de 2021 con el clan de los dominicanos, una de las organizaciones más activas en cuanto a introducción y distribución de cocaína en Aragón. Seis meses de escuchas telefónicas y seguimientos fueron necesarios para detener a los tres cabecillas y a sus diez estrechos colaboradores, a los que intervinieron más de 11 kilos de droga. Tres obtuvieron la libertad provisional y se encuentran actualmente en paradero desconocido, pero la Fiscalía acaba de pedir para el resto penas que suman 166 años de prisión.
El Ministerio Público sitúa al frente de la banda a Carlos Andrés M. P., Carlos Alfredo G. R. y Jonathan Alexander R. L., que eran quienes presuntamente se encargaban de conseguir la cocaína en Madrid y Murcia para luego traerla a Aragón y vendérsela directamente a sus clientes o a otros distribuidores. Los dos primeros acusados tenían como ámbito de actuación la capital aragonesa, donde contaban con sendos pisos de seguridad en Las Delicias: uno en avenida de Navarra y otro en la calle de Unceta. Era allí donde almacenaban la cocaína y las sustancias que utilizaban para cortarla: cafeína, fenacetina, lidocaína...
Según las pesquisas de los grupos de estupefacientes de la Policía Nacional, el tercero de los líderes de la organización, Jonathan Alexander R. L., operaba en Teruel. En concreto, en la zona de bares de la capital bajoaragonesa, donde regentaba varios establecimientos.
Caletas para ocultar la droga
Los pinchazos telefónicos –en los que los investigados utilizaban siempre lenguaje velado para ocultar su negocio– permitieron averiguar que la banda preparaba una importante entrega de cocaína. Se iba a llevar a cabo el 25 de octubre de 2021, por lo que se montó un amplio dispositivo policial que sirvió para capturar tanto a los cerebros de la organización como a buena parte de sus acólitos. Gracias a dicha operación, los investigadores consiguieron localizar un alijo de 11 kilos de droga.
La Policía Nacional sabía que el clan de los dominicanos –doce de los arrestados son nacidos en el país caribeño y solo uno en Ecuador– contaba con una gran flota de vehículos: unos los utilizaba para transportar la cocaína y otros para las operaciones de contravigilancia. Y sospechaba que algunos de estos coches y furgonetas eran manipulados para habilitar huecos en los que ocultar las sustancias ilegales. Lo que en el argot policial se conoce como caletas.
Por ello, además de practicar varios registros en los domicilios y pisos de seguridad de los detenidos, los agentes examinaron con lupa varios de los vehículos interceptados. Gracias a esto, se descubrió que la banda había escondido once planchas de cocaína en una furgoneta Renault Kangoo. La Fiscalía calcula que el valor de este material en el mercado clandestino rondaría los 375.000 euros.
Al parecer, era uno de los investigados que ahora se encuentran en paradero desconocido –identificado como Williams Guillermo P.D.– quien se encargaba de habilitar las caletas en los vehículos. Lo hacía en su propio taller, ubicado en la localidad catalana de Tordera. Según los investigadores, también aprovechaba este local para vender cocaína.
Las abogados de los encausados, entre los que figuran José Luis Melguizo, Carmen Sánchez, Luis Ángel Marcén, Alejandro Sarasa o Juan Carlos Macarrón, tendrán que presentar ahora sus escritos de defensa, por lo que la Audiencia de Teruel todavía no ha fijado la fecha del juicio.
