El incendio de Moros permite que afloren varios tramos de su muralla islámica

El Ayuntamiento pone el hallazgo en conocimiento de Patrimonio, que controlará las labores de desescombro.

Detalle de los restos de la muralla islámica.
Detalle de los restos de la muralla islámica.
Macipe

Si hay una imagen que el incendio de Ateca ha dejado en la memoria colectiva es la de las llamas y el humo asediando el casco urbano de Moros. De todo el entramado urbano, la zona más afectada por el fuego fue la del llamado barrio de San Babil o también llamado Extramuros, un balcón privilegiado a uno de los recodos que traza el meandro del río Manubles. Ha sido allí donde los trabajos de desescombro que comenzaron a finales de julio han hecho más visibles y han permitido constatar la existencia de la muralla islámica que llegó a cercar la localidad hace siglos y la base de una posible torre, cuya antigüedad está por determinar.

"Antes de empezar a derribar y desescombrar ya sabíamos que algún resto podría aparecer, por lo que nos acordábamos de críos y porque el nombre de la calle que hay justo encima lo dice bien claro: Muralla", recuerda Manuel Morte, alcalde del municipio. Fuentes de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón confirmaron que se ha identificado el recorrido del lienzo y que el departamento actúa "de oficio y con carácter de urgencia" en "el control y seguimiento" de las labores de retirada de los restos de más de una treintena de cobertizos afectados por las llamas donde antiguamente se guardaban animales como cerdos y gallinas.

Esta intervención, con el apoyo de dos palas y un camión de la Diputación de Zaragoza, se hace de manera "controlada" y para "evitar riesgos" de que los materiales puedan causar daños personales a posibles curiosos. "La calle sobre la que se asientan los edificios que están encima de la muralla está muy deteriorada y se encuentra deshabitada desde hace 50 años", recuerda el regidor. Explica que "desde un primer momento, el 4 de agosto, se dio aviso a Patrimonio y al día siguiente hicieron una visita técnica para constatar de primera mano la situación". Además, Morte explica que también contactaron con Sergio Sebastián, "un arquitecto de renombre y que ha trabajado con nosotros".

Mientras la faena sigue en la parte más alejada de la zona puesta al descubierto, Morte muestra su "total confianza en las directrices de Patrimonio". "Podría ser positivo poner en marcha un plan o cualquier otra herramienta para recuperarla y para lo que haría falta la colaboración de otras instituciones", asume. "El Ayuntamiento ya está afrontando un gran esfuerzo durante estos días", explica. Fuentes de la DGA explican que "vista la predisposición y buena voluntad del Ayuntamiento por la preservación del patrimonio, desde la dirección general se han puesto a disposición de la localidad para colaborar en todo lo relacionado con este asunto".

Las viviendas, deshabitadas, se asientan sobre el arranque de la muralla, en piedra más oscura.
Las viviendas, deshabitadas, se asientan sobre el arranque de la muralla, en piedra más oscura.
Macipe

Los pasos más urgentes y más próximos son, por un lado, el control y seguimiento arqueológico de la retirada de los restos de los derribos para que no haya daños y sea visible su trazado. "Nos han recomendado que se deje una parte del edificio que hay encima para protegerla de la erosión", indicaba el primer edil. También se opta por plasmar el recorrido del cercado sobre un plano para que pase a la carta arqueológica y regularizar toda la actuación en la próxima comisión de Patrimonio.

Contra el abandono

Ana Urgel, titulada en estudios de Arquitectura por la Escuela de Ingeniería de Zaragoza, realizó en 2020 un trabajo final de grado sobre Moros que tituló 'Carácter e identidad arquitectónica de un conjunto urbano rural en riesgo de abandono'. En este trabajo, dirigido por Sergio Sebastián y Maria Rosaria Vitale, recuerda que la localidad "se ha adaptado a lo largo de la historia a dicho emplazamiento, sin planificación previa, moldeándolo y unificándose con un entorno inicialmente defensivo, que no facilitaba a priori un asentamiento urbano ni convencional ni extenso".

E incidía en que las muestras arquitectónicas dentro de la solana del municipio advertían que un "deterioro irreversible o modificación de este espacio afectaría a todo el conjunto" y deja "constancia de cómo el abandono afecta a la destrucción paulatina del patrimonio". De esta forma lanzaba "una llamada a las autoridades locales y regionales para preservar todo el conjunto arquitectónico de Moros".  

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