zaragoza
El presunto asesino de Calatayud ya fue denunciado por amenazas de muerte a un empleado
Un portero que trabajó para el detenido en otra discoteca de la ciudad tuvo que recibir protección policial hace dos años. El sospechoso declara este jueves en el juzgado de guardia.
La ficha policial del hostelero de 37 años detenido el día 15 en Calatayud como presunto autor del crimen del bar Blue Lion no es excesivamente larga. Según ha podido confirmar HERALDO, arrastra alguna estafa y delitos menores, pero ninguno de drogas o sangre. Sin embargo, los investigadores han averiguado a raíz del asesinato que el sospechoso podría llevar algún tiempo vinculado de alguna manera al trapicheo de sustancias ilegales. De hecho, creen que esta pudo ser la causa por la que mató a la víctima, un bilbilitano de 53 años.
Lo que también se ha sabido ahora es que el investigado ya fue denunciado hace un par de años por supuestas amenazas de muerte a un empleado que tenía trabajando para él en otra discoteca de Calatayud: la sala Adán, ubicada en la calle Coral bilbilitana, muy cerca de la comisaría de la Policía Nacional. La declaración que hizo en su día esta persona –a la que parece que llegaron a apuntar con una pistola– llevó a la Guardia Civil a darle protección durante algún tiempo. Afortunadamente, entonces no se produjo un final tan trágico con el de ahora ni hubo que lamentar daños personales, pero estos hechos hablarían del ambiente en el que parece que se movía el presunto homicida.
Declara hoy ante el juez
Los encargados de esclarecer el asesinato del bar Blue Lion han apurado al máximo las 72 horas de detención, por lo que será a lo largo de la mañana de hoy cuando trasladen al detenido –del que la Jefatura Superior de Aragón todavía no ha facilitado la identidad– a dependencias judiciales.
Los investigadores han estado practicando esta semana diferentes entradas y registros en Calatayud. Y han sido varias las ocasiones en que han visitado el local de la calle Madre Puy donde fue hallado el cadáver de la víctima sobre las cinco de la tarde del pasado lunes. Buscaban, sobre todo, dinero o alguna cantidad importante de droga que permitiera apuntalar el presunto móvil del asesinato.
Los agentes también trataban de localizar el objeto, instrumento o herramienta con la que el hostelero bajo sospecha pudo acabar con la vida del finado. Porque aunque la autopsia reveló que este murió a golpes, las lesiones en el rostro eran tan importantes que parece improbable que la víctima solo encajara puñetazos o patadas.
Tras escuchar al encausado y estudiar el atestado de la Policía Nacional –que no baraja de momento que haya más personas implicadas en los hechos– la juez deberá decidir si hay prueba suficiente para enviarlo a prisión.
