barrios de zaragoza
Los vecinos de Casta Álvarez, en pie de guerra contra el incivismo
Caio Machado, un vecino de la zona, da continuidad a la iniciativa de otra residente que instaba a no tirar basura en la céntrica calle del Casco Histórico.

"Hay contenedores al principio de la calle Predicadores. No es higiénico dejar la basura en la calle. Gracias". Este es el amable mensaje con el que una mujer que vive en la calle de Casta Álvarez de Zaragoza trataba de disuadir a una serie de vecinos que, desde hace años, tienen por costumbre dejar sus bolsas de basura frente a una tapia ubicada en un solar cercano al número 11 de la céntrica vía.
Esto ocurría hace unos de días. Pese al cartel de advertencia, los enemigos del civismo han insistido: "Apareció otra bolsa de basura y una garrafa de plástico vacía. La gente no aprende", relata Caio Machado, que vive en el número 21 desde hace seis años y que tuvo una ocurrencia: "Aunque no sé muy bien quién lo escribió, me pareció genial. Así que retiré su cartel, fui a una papelería y regresé con más de medio centenar de copias que he colocado a lo largo de toda la calle", cuenta.
En la pared de la tapia había una pequeña papelera, siempre rebosante de desperdicios, lo que provocaba que varios residentes de la zona fueran apilando ahí sus bolsas. Según cuentan, hace un par de semanas un operario la retiraba, pero no ponía fin al problema de los desechos en la vía pública. "Quitaban la papelera, porque la basura ha seguido apareciendo igual", lamenta Machado.
La iniciativa de los carteles ha sido aplaudida por los vecinos y vecinas de la zona: "La gente se para a hacer fotos, lo sube a sus redes". Los efectos de esta acción de Caio no se hicieron esperar ya que a los dos primeros días de colocarse los carteles "los vecinos parece que se lo han pensado", recalca Miriam Díaz, residente de un portal ubicado frente a la fachada afectada. "Es una guarrada, la gente lo dejaba en el suelo y cuando retiraron la papelera, hace dos semanas, vimos que lo seguían haciendo", afirma. "El olor, la suciedad, y el riesgo higiénico son una realidad y es una auténtica pena en una zona tan bonita, en pleno Casco Histórico", añade, mirando hacia el Mercado Central.

Caio Machado, que muy pronto abrirá un negocio de hostelería en la zona, asegura que han llegado a apilarse hasta una treintena de bolsas. "Es un gran problema, sobre todo ahora, con el calor que hace, las altas temperaturas y el olor emanan. Es una barbaridad", describe. Los contenedores más cercanos se encuentran a unos 50 metros de distancia, al comienzo de la calle Predicadores. "Parece que a la gente le da pereza andar hasta allá", bromea.

Un problema que viene de largo
Mari Carmen, moradora del número 8 -donde poseen un contenedor particular- asegura que el problema viene de largo: "Cuando vi los carteles dije, mira qué majos. Es una pena porque la calle está bien, lo de la basura pasa desde que llegué aquí hace cinco años".

Incluso puede que algo más de tiempo, pues José Ignacio Gómez, habitante del mismo portal desde 2002, asegura que la suciedad en la vía pública ha sido siempre una seña de identidad de la calle. "Es una auténtica pena, con lo bien que han dejado la zona con las últimas reformas", lamenta.
Gómez señala que no es la primera vez que se ven unos carteles así en el barrio. "Hace años coloqué unos cuatro letreros pidiendo lo mismo y los arrancaron", critica, al tiempo que admite que la basura ha llegado a servir de reclamo a ratas y gatos. "A nadie le gusta ver su calle así", concluye Caio Machado.