patrimonio

Ilustres con los honores por duplicado en las calles de Zaragoza

En menos de ocho meses se han inaugurado dos bustos distintos de Santiago Ramón y Cajal. No es el único reconocimiento repetido en forma de estatua.

El busto de Cajal en plena Gran Vía y la efigie del científico en el Provincial.
El busto de Cajal en plena Gran Vía y la efigie del científico en el Provincial.
Heraldo

Hasta hace unos meses Santiago Ramón y Cajal no tenía un busto en Zaragoza. Una gran estatua en la escalinata del Paraninfo reconocía su legado, pero en las calles el recuerdo al genio aragonés pasaba inadvertido. Hoy, de pronto, tiene dos. El que inauguró el presidente Javier Lambán hace el pasado noviembre en los jardines del Hospital Provincial y el que estrenó esta semana el alcalde Jorge Azcón en plena Gran Vía. Este reconocimiento por duplicado es más habitual de lo que se pueda pensar y, de hecho, es posible encontrar estatuas ‘repetidas’ en las vías de Zaragoza.

Quizá el primer ejemplo que venga a la mente sea el doble homenaje que se le brinda a Miguel Servet, por un lado, en la fachada del Paraninfo (donde ‘posa’ junto a Andrés Piquer, Ignacio Jordán Asso y Fausto de Elhuyar) y, por otro, a las puertas de ‘la Casa Grande’, donde aparece representado en bronce, con gesto abatido, y la leyenda «Matar a un hombre no es defender una doctrina».

Repasando un inventario de aragoneses ilustres que bien pudieran ser ubicuos en varias calles se llega a nombres como los de Juan de Lanuza (con el monumento al Justiciazgo y el ‘in memorian’ de acero corten junto a las Murallas), a Basilio Paraíso (su efigie se movió de la Cámara de Comercio a la plaza que lleva su nombre), de Ramón Pignatelli (que preside el parque de la avenida de Cuéllar) o de Joaquín Costa, que bien pudiera ser el aragonés con más representación en el territorio, pues son conocidas sus estatuas en Graus, Tamarite y también por partida doble en Zaragoza: un busto hay en la plaza de Santa Engracia y otro coronando su curioso y enigmático mausoleo del cementerio de Torrero.

El Miguel Servet esculpido por Clotilde Roch, junto al del Paraninfo, obra de Dionisio Lasuén.
El Miguel Servet esculpido por Clotilde Roch, junto al del Paraninfo, obra de Dionisio Lasuén.
Heraldo

La imagen más conocida del patrón de la ciudad, San Valero, es la que flanquea la puerta del Ayuntamiento en la plaza del Pilar: una gran pieza de Pablo Serrano, en la que el obispo aparece con el báculo en una mano y con la otra elevada al cielo. Comparte protagonismo con el Ángel Custodio que es quien porta el mapa de la ciudad. No obstante, hay muchas más efigies del santo, pues a pocos metros, basta levantar la vista para comprobar cómo en la cornisa de la fachada del Pilar, San Valero fue esculpido –junto a San Braulio y otras seis grandes estatuas– por la mano de Antonio Torres Clavero.

Curioso es también el caso de los héroes de los Sitios, algunos anónimos y olvidados –salvo por el peirón del Bicentenario en el Arrabal– y otros con ‘sobre-representación’. Sería este el caso de Agustina, en el Portillo y en la alegoría de la plaza de Los Sitios, y también de la madre Rafols, pues en los manuales de arte urbano se la sitúa en el patio interior del colegio de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, así como en forma de busto de piedra, en el camino de Pinseque, en el barrio rural de Garrapinillos.

Habrá quienes crean ver doble al comprobar que César Augusto está junto a las Murallas y –de forma algo más groteca– en el interior de Puerta Cinegia. Mejor que no pasen por el recibidor del Consistorio si no quieren dudar de su percepción. Parecido les sucederá a quienes sean amantes de la jota y disfruten con las resonancias de las dos estatuas, esta vez diferentes, que hay dedicadas a Isabel Zapata: una en Duquesa Villahermosa (algo vandalizada) y otra, obra de Paco Rallo, en un recodo del parque Grande, tras el Jardín Botánico. También Demetrio Galán Bergua está por duplicado: tiene un busto en su calle de Las Delicias y otro, en la arboleda de Macanaz.

Y para el final queda la pregunta del millón... ¿Qué pasa con Francisco de Goya? Enumerar las representaciones del pintor de Fuendetodos requeriría más espacio del aquí disponible, pues su efigie está frente a la Lonja en un pedestal, en un recodo de la plaza de Toros y en la plaza del Carmen. También hay tres copias de un busto que creó Félix Burriel y que se encuentran uno en Madrid, otro en el Rincón de Goya y el tercero, recién restaurado, en el patio central del Museo de Zaragoza. El más conseguido de todos, el firmado por Iñaki, se expone de forma permanente en el patio central de la Fundación Ibercaja, en la plaza de los Sitios.

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