El recinto ferial bilbilitano, 48 horas de tristeza y alegría

En los pabellones de Calatayud y Nuévalos que han acogido a las personas evacuadas celebraron ayer la vuelta a casa.

El incendio de Ateca queda estabilizado y los desalojados regresan a sus casas.
El incendio de Ateca queda estabilizado y los desalojados regresan a sus casas.
J. Macipe

El recinto ferial bilbilitano que ha acogido a los vecinos evacuados de los pueblos se ha convertido durante dos días en un pequeño hogar en que sus habitantes han compartido tristezas y alegrías. El pasado miércoles sobre las 20.00 llegaron las 13 primeras personas y 48 horas después, prácticamente a la misma hora, el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Calatayud, José Manuel Gimeno, anunció este jueves que podían volver a sus casas. Un espontáneo aplauso interrumpió sus palabras y las lágrimas empezaron a asomar en algunos ojos mientras escuchan que ya tenían agua y luz en las casas y que la comarca iba a organizar autobuses para que los que no contaban con vehículos propios para desplazarse llegaran antes de que se echara la noche.

Un rato antes de la buena nueva, Ramón Enguita, Luis Palacín y Joaquín García, de Alhama de Aragón, bromeaban con que les estaban tratando "tan bien" que a lo mejor pedían continuar allí unos días más aunque pudiera volver a casa. Nada más lejos de la realidad, en cuanto tuvieron vía libre decidieron cenar algo rápido para poder dormir en su cama.

El número de personas que han pasado por este recinto ha ido variando. La comida era el momento de encuentro. La Asociación de Hosteleros de Calatayud donó la paella que se sirvió para unos 200 comensales el miércoles y este jueves tocó fideuá para 170. Los litros de agua, refrescos y bocadillos que se han repartido no se pueden llegar a calcular. "Las empresas y la gente de la zona han sido muy solidarias, nos han proporcionado helados, bebidas, comida...", señalaron desde el Ayuntamiento.

Cruz Roja y la Academia Logística instalaron literas y camas. Los chalecos de la Media Luna Roja han sido omnipresentes con un equipo de 60 voluntarios y profesionales para cubrir por turnos todo el día, además de un punto de atención continuada y varios vehículos. Nuévalos también ha echado el resto estos días con los desalojados que pernoctaban en el pabellón. "Todo el pueblo se ha volcado", resumía el alcalde, Manuel Peiró.

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