Incendios
"Estamos con las maletas preparadas y una lista de los vecinos por lo que pueda pasar"
Algunos vecinos de Torrijo de la Cañada, como los de otros pueblos cercanos al fuego, han pasado su tercera noche en vela.
Los vecinos de Torrijo de la Cañada, como los de Cetina y Embid de Ariza, se preparaban este miércoles por la tarde para pasar su tercera noche en duermevela, ese sueño ligero e inquieto propio de momentos de preocupación. Aunque a última hora, las llamas acechaban al pueblo de la contradanza y a Embid, nadie se fiaba de un nuevo cambio en la dirección del viento. "Estamos preparados con las maletas y una lista de los vecinos por lo que pueda pasar, aunque parece que la situación está mucho más tranquila", reconoció Encarna Galindo en una improvisada tertulia frente al Ayuntamiento de Torrijo.
"El municipio se ha salvado en buena parte por el aire, porque ha empezado a soplar en otro sentido y nos ha beneficiado. Las llamas no han entrado en el término municipal. Además de dos tractoristas que han estado remojando las lindes y labrando las orillas del monte hasta dejarlas como el tabaco. Si había llamas pasaban por encima», resumió José Félix Cuenca, un agricultor que se ha pasado dos días subiendo y bajando al monte e informando al resto de moradores a través del grupo de guasap. Le impresionó la imagen de "jabalíes y corzos muertos, calcinados". El martes por la noche efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) acudieron para hacer un cortafuegos.
Y eso cuando tenían cobertura. La madrugada del martes al miércoles, desde las 21.30 a las 2.30, estuvieron sin electricidad ni teléfono móvil varios municipios de la zona, entre ellos también Villalengua, Berdejo, Bijuesca y Torrelapaja. "Por lo que nos han explicado tuvieron que hacer un corte para que pasaran máquinas, pero no lo sabíamos y pasamos un rato de nervios con velas encendidas. Fue lo peor", explicó Ana Aparicio, concejala. Ella ha dejado su trabajo en Zaragoza por unos días, "porque mi jefa es de Torrijo y comprende la situación", para estar con los suyos. Lamentó que aunque en todas las noticias aparecían como una de las poblaciones que podían ser evacuadas nadie se acercó a interesarse por ellos. Anoche, el lugar de reunión de varios vecinos que iban a estar despiertos y en alerta volvió a ser el centro médico, desde el que controlan la salida a los campos.
Una evacuación voluntaria
Aparicio señaló que por "precaución" la mañana del martes recomendaron a hijos de la localidad que acuden en verano y otras fechas señaladas que se fueran y "así lo ha hecho bastante gente, por los menos 40 personas, que no volverán hasta que lo puedan hacer con total seguridad". Este miércoles por la mañana amaneció soleado, y aunque dos horas después las cenizas envolvían las calles, por la tarde apenas había rastro de ellas.
Aunque Villalengua está oficialmente desalojado, Belén Galán se acercó hasta la localidad con su madre y otros seis mayores. Habían dormido en la casa rural de Bijuerca, "No hay humo y mi madre y mis tíos quieren ver cómo están sus casas. Además tenemos que recoger la medicación que no nos llevamos", contó a los conocidos con los que se encontró en Torrijo de la Cañada. Ambos núcleos están separados seis kilómetros.
En Villarroya de la Sierra, según su alcalde, Eugenio Torrubia, el fuego, que se quedó a unos 100 metros del casco urbano, estaba "controlado". Los que no regresaron todavía fueron los 13 usuarios de la residencia de ancianos que fueron desalojados el martes. Lo que sí soportó Villarroya este miércoles fue un tráfico intenso de vehículos pesados desviados por la N-234 como alternativa al corte de la A-2. Provocó largas filas de coches y camiones y retenciones de hasta un cuarto de hora, ya que los tráileres apenas podían cruzarse por la calle principal.
Por el contrario, en Embid de Ariza temían que la situación podía empeorar y Protección Civil ya les había advertido que no descartaban que tuvieran que abandonar sus hogares. "Si el viento continúa soplando como hasta ahora todo puede ocurrir. Pero aquí han estado interviniendo bastantes medios aéreos, por lo que espero que al final no tengamos que salir", dijo su alcalde, Joaquín Mariscal. También respiraba tranquilo pasadas las 22.00 el regidor de Cetina, Hilario González. Por la mañana emitió un bando avisando a los vecinos de que prepararan una bolsa con ropa y la medicación, pero a la hora de cierre de esta edición "todo parece estar tranquilo".
