Ejemplos de una vida franca
La Alfranca acoge hasta el mes de noviembre una exposición que muestra el modo de vida de los colonos que habitaron este espacio a mediados del siglo XX. Además de su carácter divulgativo, la muestra tiene como objetivo que la historia de estas familias no caiga en el olvido.
Cómo eran las casas de los colonos que habitaron La Alfranca a mediados del siglo XX, sus escuelas, los vehículos que empleaban en el campo… Estas son algunas de las cosas que muestra la exposición ‘La vida franca. La historia de los colonos de la finca La Alfranca’, que el espacio acoge hasta el próximo 13 de noviembre.
A lo largo de los diferentes espacios de la exposición se reconstruyen escenas costumbristas de esa época. Asimismo, se han recuperado elementos de la vida cotidiana de estas familias y se han incorporado testimonios inéditos de aquellos que formaron parte del proceso de colonización de La Alfranca.
La muestra, promovida por la Dirección General de Cambio Climático y Educación del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, supone la materialización de una labor de investigación documental, recopilación y restauración de elementos, muchos de ellos mal conservados, que se prolongó durante más de un año y medio.
La comisaria de la exposición, Mercedes Bueno, aseguraba durante la inauguración de la muestra que "era una investigación que había que hacer tarde o temprano para que la historia de estas familias no caiga en el olvido". "La historia de los colonos de La Alfranca es singular y distinta a la que se produjo en el resto de pueblos de colonización de Aragón y no está recogida en ningún sitio. Esta exposición es como un libro que recoge la historia de estas gentes que merece la pena tener en cuenta y dar a conocer", afirma la comisaria, que además hará visitas guiadas por la exposición para ofrecer a los visitantes una visión integral de la muestra.
La exposición, que cuenta con una gran diversidad de elementos como resalta la colonización "como un proyecto diferenciador e impulsor del avance agrícola y ganadero en Aragón y a las familias de los colonos y trabajadores que hicieron de La Alfranca un pequeño paraíso donde se trabajó, se convivió en armonía y se colaboró como comunidad, aunque no llegó a ser un pueblo de colonización, produciendo un sentimiento de desarraigo en quienes tuvieron que abandonar este lugar".
Pero la muestra va mucho más allá. Ofrece un recorrido histórico de un espacio que ya fue un poblado habitado desde épocas anteriores a la Edad Media, que pasó de manos de terratenientes feudales a burgueses aragoneses que la convirtieron en una próspera hacienda agrícola y que decayó a comienzos del siglo XX para resurgir gracias al Instituto Nacional de Colonización, que transformó la finca en una zona de experimentación agropecuaria que incluso durante la década de los 70 del siglo pasado fue uno de los referentes de la modernización agraria de España, hasta el punto de que sirvió de campo de pruebas para la realización de demostraciones de equipos mecánicos agrícolas en el marco de la FIMA.
Desde mediados de los 80 el Gobierno de Aragón es responsable de la finca, que ha experimentado un intenso proceso de transformación y recuperación del entorno para convertirlo en un espacio de educación medioambiental, pero también de arte, cultura, ocio y tranquilidad. Se trata de un lugar privilegiado con uno de los ecosistemas ribereños mejor protegidos cuya historia no debe desaparecer con el paso del tiempo.
