sucesos

El 'simpa' vuelve a las andadas y viaja en taxi de gorra

La última vez fue arrestado en abril e ingresó en prisión por no presentarse a juicio por las múltiples estafas cometidas y no pagar las multas.

Antonio Grimal Marco, en la Audiencia Provincial cuando fue juzgado en 2017
Antonio Grimal Marco, en la Audiencia Provincial cuando fue juzgado en 2017
Guillermo Mestre

Antonio Miguel Grimal Marco, de 47 años, acaba de sumar una denuncia más a su amplio historial de pequeñas estafas cometidas en decenas de bares de Zaragoza en los que se ha acostumbrado a comer y no pagar. En esta ocasión, no obstante, no ha sido a un restaurante al que ha hecho el roto, sino a un taxista a quien, una vez cumplido el servicio, le informó de que no llevaba la cartera y no podía abonarle la carrera. 

El profesional le comunicó entonces que iba a llamar a la Policía, algo que no inquietó en absoluto al curtido ‘simpa’. Fueron los agentes del 092 que llegaron al lugar los que indicaron al taxista que Antonio Grimal era conocido (no por el conductor, claro) por hechos similares.

El incidente se produjo en torno a las 2.00 del sábado. El trabajador circulaba por Valle de Broto cuando su servicio fue requerido por un viandante que le pidió que lo llevara al Hospital Clínico. El chófer hizo la carrera hasta la dirección indicada y cuando iba a parar el taxímetro para decirle que en total eran 12 euros, Grimal le comunicó que no llevaba dinero.

En su denuncia, el conductor relató la tranquilidad del pasajero, que aguardó pacientemente la llegada de la Policía sin alterarse lo más mínimo. Y la verdad es que, a tenor de las consecuencias, no le reportan grandes problemas ni las denuncias ni las detenciones.

La última vez que Antonio Grimal fue arrestado, al menos que trascendiera públicamente, fue el pasado 3 abril. Sobre él pesaba una orden de búsqueda e ingreso en prisión por las últimas estafas y la Policía Local lo sorprendió a las 7.50 desayunando en el bar Kiko de la calle Rioja. La titular del Juzgado de Instrucción número 4 lo envió a la cárcel.

Las condenas que pesan sobre el ‘simpa’ reincidente no son de prisión, pues las estafas son de escasa cuantía y están sancionadas con penas de multa. No obstante, el impago reiterado de las mismas termina sustituyéndose por un día de cárcel por cada dos cuotas de multa no satisfechas.

Natural de Barcelona, de 47 años, Antonio Grimal vive de una pensión no contributiva. En su historial constan unas 50 detenciones por estafas leves. Su nombre empezó a hacerse conocido en 2016 cuando acumuló una treintena de detenciones por lo mismo: no pagar en bares o restaurantes. En 2017 ingresó en prisión por no presentarse a dos juicios en la Audiencia y se jugaba varios años de cárcel, pero la jurisprudencia del Supremo lo salvó de un castigo mayor.

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